Urgencias del CHUO atendió este verano a más pacientes de fuera

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

También hubo más mayores de lo habitual con patologías agudizadas por el calor

29 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El verano recién terminado ha sido especialmente intenso en las urgencias del CHUO. Entre junio y agosto pasaron por este servicio 18.267 pacientes y la cifra de actividad se mantuvo durante muchas semanas por encima de los 210 casos diarios. Unos números que, según reconoce el jefe del servicio, Ildefonso Cejudo «son comparables a las que tenemos en lo peor del invierno, en febrero con los picos de gripe».

La actividad superó a la registrada en el verano del 2014, año en el que se produjo una de las demandas más altas de los últimos tiempos. De hecho, comparando las cifras de ese año con las de este 2016 se atendieron un centenar de casos más por mes. Pero la diferencia es mucho más llamativa si la comparación se realiza con el verano del año pasado: fueron vistos 720 pacientes más que en el mismo período del 2015.

Las altas temperaturas registradas de forma continuada desde mediados de julio explican, en parte, este aumento de la demanda asistencial. El porcentaje de personas mayores en la población ourensana y el hecho de que normalmente estos pacientes sufren más descompensaciones en sus patologías crónicas cuando se producen estas situaciones ambientales están detrás de la mayor asistencia de este colectivo a urgencias. Pero tampoco fue en este sentido un verano como los demás «Aunque siempre, por población, tenemos muchos mayores, este verano suponen algo más del 50 %. La mitad del total de pacientes superaban los 64 años, mientras en febrero, en pleno pico de gripe, que también es una época complicada, no se alcanza ese porcentaje y son mayoría los menores de esa edad», matiza el responsable de urgencias.

Descenso de ingresos

Pero a pesar del aumento de pacientes, no se incrementó el porcentaje de derivaciones a planta, que normalmente suelen estar entre un 17 y un 19 % de las personas que pasan por esta unidad. «Hemos ingresado en torno a dos puntos porcentuales menos. Esto se relaciona con que hemos tenido pacientes con menor gravedad y que hemos sido más eficaces y resolutivos. Muchos de esos casos simplemente necesitaban rehidratarse, y si no tenían otra complicación, se resolvió sin necesidad de que tuvieran que quedarse hospitalizados», señala el responsable de Urgencias del CHUO.

Sin embargo a pesar de que en varias jornadas los termómetros pasaron de 35 grados e incluso hubo días de más de 40, no se produjeron muchos casos del denominado golpe de calor. La media se quedó en dos por semana. «Hay que diferenciar el golpe de calor de las consecuencias del calor en personas que tienen otras patologías», recuerda.

Las estadísticas del servicio presentan otro condicionante que influyó en el número de atenciones: «Hemos tenido mucha más gente de fuera, lo que nos hace pensar que o bien este año hubo más personas emigrantes, que normalmente viven en otros lugares y regresan por vacaciones; o bien vinieron más turistas», sugiere el facultativo.

Cambio de costumbres

Los gráficos de flujos de pacientes que maneja el servicio también presentan curiosidades como los cambios en los horarios de mayor demanda en la temporada veraniega con respecto al resto del año. Los días de más afluencia en cualquier otra época son, con bastante diferencia, los lunes y los viernes, pero durante los meses de calor la asistencia es más lineal durante la semana y presenta los picos en fin de semana. También cambian los horarios. En el funcionamiento habitual la mayor concentración de llegadas -y consecuentemente la mayor espera- se produce entre las 11.00 y las 14.00 horas, mientras que en verano acuden más por la tarde y por la noche.

Un día con doce horas de espera para trasladar a pacientes con ingreso a la planta

Ildefonso Cejudo cree que Urgencias del CHUO tiene «margen de mejora» y que la apertura del nuevo edificio de hospitalización contribuirá a ello. «Me siento bastante contento con los resultados de este verano porque hemos tenido mucho trabajo pero estuvo relativamente bien previsto: con el equilibrio que habíamos calculado por la demanda estimada del porcentaje de ingresos que podían ser necesarios y el número de altas que normalmente se dan en el hospital». Reconoce, eso sí, un día en el que esa previsión falló -que fue criticado por los representantes de los trabajadores en la comisión de centro-, en el que los pacientes empezaron a acumularse en salas, pendientes de ser trasladados a planta. «Tuvimos personas esperando más de doce horas; y eso no es lo normal ni lo razonable», reconoce. «Como ya dije en su día, el fallo no estuvo en urgencias, porque esos pacientes estaban vistos, diagnosticados y atendidos; sino en que hubo un número de altas en el hospital inusualmente bajo», matiza. Insiste en que, pese a todo, los pacientes estuvieron «perfectamente atendidos» en las zonas de expansión que están contempladas para los ingresos en tránsito o en la sala de espera de resultados. «No digo que eso sea lo deseable, ni lo más cómodo; sobre todo para los acompañantes, porque lógicamente estás más cómodo en una habitación. Y tampoco es estético. No es bonito de ver tener a los pacientes juntos en esas zonas, pero estuvimos siempre con turnos doblados y personal suficiente para que estuvieran bien atendidos» apunta Ildefonso Cejudo.