Biomorfos, bióticos y biofirmas

tareixa taboada OURENSE

OURENSE

miguel villar

Fran Lareo expone sus esculturas en el centro cultural Marcos Valcárcel

25 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El artista de Brión Fran Lareo presenta para la sala 0 del centro cultural Marcos Valcárcel una serie compuesta por veinticuatro esculturas de alegre policromía y entusiasta vitalismo.

Además de su singular estilo cabe destacar el descubrimiento del material que da forma a sus creaciones a través de su propia investigación en la interacción de distintos minerales.

Fran Lareo recupera la escultura como tótem desde un estilo con rasgos de cierto primitivismo que lleva la huella indeleble del Románico de la costa atlántica y del folclore propio del Macizo Galaico con iconografía próxima a Laxeiro en las formas achaparradas y redondas como una fusión entre modernidad y tradición, el caos y la armonía como renovador que fue del arte gallego, alejándose del costumbrismo en una especie de barroquismo y horror vacui caracterizado por las formas volumétricas y una «estética del granito» que referencia la orografía, a la modernidad y al pasado.

Lareo recupera la escultura del Románico en la desproporción hipertrófica de los miembros, formas tendentes a la isocefálea y como arcaísmo cierta frontalidad dada por una trasera sin volumen, con apenas modelado. Cierto primitivismo en las formas que parten de líneas estructuradas y volúmenes geométricos transformadas en formas orgánicas antropomorfas, biomorfas, bifaces, anulares, expresivas con protagonismo de la cabeza como elemento clave para el reconocimiento narrativo.

Esculturas poliformes de lecturas plurales y textura arenosa aunque uniforme, resultado de la mezcla de minerales fruto de experimentación con los que Lareo crea el material cuya apariencia recuerda a la terracota arenosa y matérica sin cribar, tafonómica, la escultura del Románico y de los canteros populares y el expresionismo de los elementos cromáticos reflejados en un discurso surrealista que reinterpreta la iconografía gallega y el primitivismo de Paul Klee, con marcados trazos negros a modo de línea de contorno y colores planos creando el volumen con un sombreado a base de manchas con cierto grado de ingenuísimo como en los dibujos de Mariscal y un «barroquismo de la sensación» continuando la idea de Cézanne de reproducir la naturaleza en función de estructuras y formas geométricas, simples, incitación visionaria al proceso analítico del cubismo.

Las esculturas de Lareo remiten a las formas imbricadas de Chaissac, entre el Näif y el Art Brut de los Psico-Sitios de Dubuffet desde el vocabulario figurativo con una simplificación arcaizante tendente a la forma humana como Wotruba mediante volúmenes cúbicos o Moore en el ritmo que integra masa y hueco y en las composiciones de tipo orgánico y biomorfo, estilizando la figura con incisiones y vacíos y aliviando con las masas de color de expresivo vitalismo que aligeran la sensación de bloque eliminando el estatismo propio del volumen.

Fran Lareo parte de la madera como material perfomativo para su escultura para encontrar en el material que mezcla medio piedra, medio cerámica, el canal perfecto para expresarse a través de las propiedades físicas del mineral, su estructura, hábito, diafanidad, densidad o dureza. Las cualidades del elemento que genera remiten a la cerámica de Sargadelos.

Lareo dibuja previamente las formas en soporte informático y luego la voluminiza, de esta manera prevalece un dibujo bidimensional frente al carácter tridimensional de la escultura.

El carácter personal de la obra se manifiesta en la búsqueda constante del creador y en la experimentación sobre nuevos y tradicionales materiales, sobre la perspectiva y el espacio circundante y como este dialoga con la pieza, integrando elementos no necesariamente pictóricos pero que dotan de frescura, carácter y cierta indolencia y ternura a las composiciones.

Por otra parte cabe destacar el uso expresivo del color como elemento transmisor de sensaciones a través de una policromía de exuberante euforia creativa, vehículo de una radiante expresión de alegría de vivir, del hedonismo exultante de la naturaleza, reflejándose en pigmentos vibrantes, multicolores y luminosos.

Las formas sugieren multitud de temas de los que surgen acciones, personajes y ciclos como una relación entre las funciones del individuo con el medio natural organizando su galería de personajes en seres aislados, santos, parejas o duplos bifaces.

Lareo, a través de su obra, desnuda su «alma de artista»

Lareo recupera la escultura como tótem desde un estilo con rasgos de primitivismo

El carácter personal de la obra se manifiesta en la búsqueda constante del creador