Mecánica ourensana en el Dakar

Maite Rodríguez Vázquez
maite rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

HONDA RACING

Dos jóvenes de O Couto y de A Rúa compitieron en equipos de coches y motos

29 ene 2016 . Actualizado a las 19:29 h.

Dos mecánicos ourensanos han tenido la oportunidad de disfrutar de una de las experiencias deportivas más extremas que puede ofrecer la competición de motor: el rali Dakar, disputado entre el 2 y el 16 de enero entre Argentina y Bolivia. Para Roberto Conde, mecánico de motos de 33 años nacido A Rúa, era su tercera carrera. Trabaja en un taller en Andorra junto a Cyril Depres, piloto francés cinco veces ganador de la prueba. Formó parte del equipo de motos Honda HRC, en el que estaba Joan Barreda. Para Borja Prol, de 25 años, y natural del ourensano barrio de O Couto, era su primera oportunidad. Formó parte del equipo Jaton Racing, que participó con dos coches Toyota y un Acciona eléctrico.

Roberto Conde era el mecánico del piloto francés Mika Metge. «Este año fue complicado. Tuvimos problemas técnicos, eléctricos, de motores, caídas... no nos fue muy bien», explica el rués. El equipo de competición de Honda es amplio y exigente, revela Conde: «Cada mecánico se ocupa de una moto y tenemos ayudantes de electrónica y un ingeniero de motor. Cuando empiezas un Dakar es algo fuerte. Son dos semanas en equipos grandes, con bastante dureza. Hay estrés, pero también corredores buenos, con los que se puede llegar a ganar. Si estuviera en un equipo de bajo presupuesto no iría. Si tienes que luchar, mejor por alguien que pueda hacer algo».

Borja Prol lleva cinco meses trabajando en el equipo Jaton Racing, en Barcelona, y ya conocía los coches con los que compitieron. «No tuvieron problemas, pero con los kilómetros y los muchos golpes hay que cambiar cosas y revisar. Íbamos dos mecánicos por coche. Quedamos terceros de nuestra categoría», explica. Llevaban tres coches, el Toyota Land Cruiser, un Toyota Hilux y el eléctrico Acciona Eco Powered, que pilotaba su jefe, Ariel Jaton. «El coche eléctrico era un reto. Nunca había acabado un eléctrico el Dakar. Nos quedamos a dos días de terminar pero porque no nos dejaron salir en un tramo», cuenta Prol.

A ambos les gusta la carrera, a pesar de que apenas pueden ver nada pues tienen que viajar durante gran parte del día para llegar al siguiente campamento y preparar todo para cuando lleguen los vehículos ponerlos a punto durante la noche. «Cada día es especial. Los dos primeros llovió un montón y dormimos en el suelo con diez centímetros de agua. En Bolivia, tuvimos una tormenta de arena y no se veía nada a un metro. El clima era extremo», explica Conde. Prol se queda con la gran afición que vio y lo bien que los acogieron a pesar de pasar frío y hambre y espera poder repetir.