100 días «normales» y 1 crisis

Rubén Nóvoa Pérez
rubén nóvoa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

El alcalde de Ourense se asienta en el cargo con el apoyo de instituciones amigas y empeñado en cambiar la imagen del pasado

20 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

A un día de cumplir los cien primeros como alcalde de Ourense, nadie puede poner en dudar el empeño de Jesús Vázquez en cambiar la imagen de la corporación. En estos primeros meses, las formas han tomado más relieve que las políticas de fondo y mejorar la gestión del día a día se ha convertido casi en una obsesión. En clave política, las turbulencias llegaron por un par de avisos del poder de la oposición al frenar sus pretensiones, pero sobre todo por una crisis de gobierno que se gestó en su propio partido con la caída de Paco González, a raíz de que Baltar le hiciera elegir entre el Centro Cultural y la política municipal.

La política de mano tendida. Fue una de sus promesas en el discurso de investidura y Jesús Vázquez se ha afanado por tender puentes con los diferentes grupos de la oposición. Es cierto que no le quedaba otro camino al formar un gobierno en minoría con diez concejales. También que no empezó con buen pie, ya que su primera decisión fue avalar al Club Ourense Baloncesto por la vía de los hechos consumados y sin contar con la oposición. Una de sus palabras fetiche durante estos primeros días de gestión fue la de «normalidad». No le venía mal al Concello de Ourense tras sus cuatro años más convulsos y lo cierto es que el aire que se respira es más saludable, tanto en el gobierno como en la oposición.

el apoyo institucional

Desfile de conselleiros y ministra. Tras cuatro años donde la confrontación política fue una constante entre el Concello y el resto de administraciones, el nuevo escenario es radicalmente distinto. Desde su llegada Jesús Vázquez ha contado con el apoyo institucional de Gobierno y Xunta. Visitas oficiales de Ana Pastor y promesas de proyectos que llevaban años bloqueados, como la variante norte o la firma del convenio de la alta velocidad. Rara es la semana, además, que un conselleiro o alto cargo de la Xunta no viene a Ourense a ofrecer una inversión. La última, la rehabilitación del Ponte Romano contó con Ethel Vázquez (Infraestructuras) y Román Rodríguez (Cultura). También se dio un giro de 180 grados en la relación con la Diputación. Por ejemplo, el Concello entrará por primera vez en su historia en los planes provinciales. Donde Jesús Vázquez ve colaboración y respeto institucional, la oposición habla de instrumentalización o incluso de claudicar ante las administraciones de su mismo partido. Cuando más arreciaban esas críticas, Vázquez quiso dar un golpe de efecto y creó un frente común ante el Ministerio de Cultura para lograr más fondos para el Arqueolóxico. El resultado fue de un incremento de 100.000 euros.

turbulencias en minoría

La necesidad de negociar. Por si no lo sabía, Jesús Vázquez tardó muy poco en darse cuenta que necesitará de la oposición para avanzar. El primer pleno, normalmente de trámite, para aprobar sueldos y retribuciones a concejales, acabó en cisma político. La oposición bloqueó su promesa electoral de bajar la asignación a los grupos políticos y solo el apoyo sobre la bocina de Democracia Ourensana -pese a mostrar su rechazo en el fondo del asunto- le permitió aprobar las nuevas asignaciones, incluida una rebaja en su salario del cinco por ciento. El segundo encontronazo con la oposición llegó cuando quiso realizar su primera modificación de crédito. De los casi doce millones iniciales, tuvo que rebajarla a cinco. Un acuerdo de mínimos para lograr los votos necesarios para sacarla adelante.

la crisis de gobierno

La salida de Paco González. Era el número tres en la lista, pero actuó de mano derecha casi desde la campaña. Paco González era una pieza clave en el gobierno de Jesús Vázquez, al menos en sus primeros pasos. Su relación duró poco, ya que el presidente de la Diputación, José Manuel Baltar, le instó a elegir entre su puesto en el Centro Cultural o la política municipal. Optó por dimitir y originó en pleno mes de julio la primera crisis de gobierno, que no se cerró definitivamente hasta agosto.

los retos

PXOM y presupuestos. El otoño del nuevo gobierno estará marcado por dos retos mayúsculos y complejos, por diferentes motivos, como son los avances en el nuevo PXOM y la aprobación de los presupuestos.