Los hombres y las personas más jóvenes son los más proclives a la idea
30 nov 2014 . Actualizado a las 18:00 h.Una de las consencuencias de la crisis económica ha sido que todas las instituciones públicas se están sometiendo a examen para racionalizar el mapa administrativo. Los cambios legislativos planteados por el Gobierno ponen el foco en las entidades locales, algo que afecta especialmente a Ourense. La fusión es una de las medidas a debate.
De los 92 ayuntamientos que hay en la provincia, solo 10 superan los 5.000 habitantes, y salvo la capital, ninguno tiene más de 15.000 vecinos (según los datos oficiales del Instituto Galego de Estatística a 31 de diciembre del año pasado, el último recuento disponible). Superar la barrera de los 5.000 habitantes es una lucha que tienen varios concellos desde hace tiempo. Se trata no tanto de ganar nuevos vecinos, como de lograr que los que hay se empadronen; pero de momento el guiño a la implicación local no ha cuajado.
Llegar a los 5.000 no es una meta baladí. Llegar supone un incremento importante de las aportaciones que Xunta y Estado hacen cada mes a los ayuntamientos, es decir, más dinero en caja. Por eso se utiliza ese argumento para avalar los beneficios de las fusiones, entre ayuntamientos que comparten lindes y que, por dimensiones, el cambio de la sede oficial no supondría grandes desplazamientos a los vecinos. En el caso de Ourense, ambas premisas se dan en alrededor de la mitad de los ayuntamientos.
Planteada la idea a los ourensanos, el 87,4 % de los consultados apoyan las fusiones de los concellos más pequeños. Más de la mitad, el 50,2 %, están de acuerdo, y un 37,2 % más está totalmente de acuerdo. En el punto opuesto contestaron el 8,2 % de los preguntados, que dijeron estar en desacuerdo o totalmente en desacuerdo. El 4,6 % restante se mostró indiferente ante la idea, o simplemente declinaron pronunciarse sobre esta cuestión.
En cuanto a sexo, ideología política o edad, no hay grandes diferencias. En general la idea es bien aceptada entre toda la sociedad, aunque más entre los hombres (el 90,2 %) que entre las mujeres (el porcentaje al sí baja en ese caso al 84,4 %). En la franja de edad, los jóvenes -de entre 18 y 34 años- son los que abruman por su disposición a las fusiones, elevando el porcentaje hasta más del 90 %. A partir de los 35 el porcentaje baja hasta poco más del 85 %, cifra similar que se logra entre los mayores de 55. Los encuestados que están trabajando aceptan en mayor grado la fusión, un 37,7 % están totalmente de acuerdo y un 54,8 % más están de acuerdo. En el caso de los que no están trabajando, las cifras se quedan en el 36,7 % y el 46 %, respectivamente. Tampoco influye mucho en la decisión el color político. Teniendo en cuenta a quién votaron los encuestados en las elecciones municipales del 2011, las cifras de los acordes a las fusiones superan el 90 % entre los votantes del PP y Esquerda Unida, mientras que los que optaron por PSOE, BNG o Democracia Ourensana, superan la barrera del 80 %. Y ahí se quedan los que votaron en blanco, se abstuvieron u optaron por la papeleta de otras formaciones políticas.
Escasos precedentes
La idea está sobre la mesa. Los resultados, en Ourense, únicamente sobre el papel. Y en toda Galicia solo hay un caso, en Oza-Cesuras (en la provincia de A Coruña). Aunque desde la Xunta se ha dicho en varias ocasiones que había concellos interesados en unirse, no se ha fraguado (al menos hasta ahora) ninguna propuesta seria.
El único que lo dijo abiertamente fue el alcalde de Vilamartín de Valdeorras en 2012, el socialista Enrique A. Barreiro. Propuso preguntar a los vecinos si querían fusionarse con O Barco de Valdeorras. La idea llegó a pleno, pero la mayoría que formaban PP y APGa (en aquel momento en la oposición, y que meses después se hicieron con el gobierno mediante una moción de censura) paró aquella idea en seco. Nadie más volvió a hablar del tema.