Los ourensanos suspenden con un 3,52 la gestión del gobierno socialista

Rubén Nóvoa Pérez
RUBÉN NÓVOA OURENSE / LA VOZ

OURENSE

La Pokémon, la división interna y las imputaciones le pasan factura

30 nov 2014 . Actualizado a las 05:20 h.

El actual mandato se ha convertido en una larga travesía por el desierto para el PSOE en la capital y esto tiene su reflejo en la nota que los ourensanos le ponen al gobierno en minoría de la ciudad. Según el barómetro elaborado por Sondaxe para La Voz de Galicia, el ejecutivo ourensano suspende en su gestión de la tercera ciudad de Galicia. La nota media que le otorgan los encuestados es de un 3,52. Se queda, por tanto, lejos del aprobado tras tres años y medio de gestión trufada de conflictos que tienen poco que ver con el desarrollo de un modelo de ciudad.

De la encuesta elaborada por Sondaxe también destaca el elevado porcentaje de personas que responden a la gestión del gobierno ourensano, ya que hasta el 92,1 % le puso una nota al ejecutivo dirigido por Agustín Fernández Gallego. El mal sabor de boca que deja la corporación socialista queda más en evidencia si los resultados del barómetro ourensano se ponen en comparación con los de otras ciudades gallegas. Así, el gobierno en minoría de la ciudad de Ourense apenas saca unas décimas más de puntuación de la que ponen los santiagueses consultados por Sondaxe al multiimputado ejecutivo de Santiago (3,33) que, tras las dimisiones de Gerardo Conde Roa y Ángel Currás, está ahora en manos del exconselleiro de Medio Ambiente Agustín Hernández. Si la comparativa se realiza con las dos capitales gallegas de referencia, el gobierno de Ourense sale perdiendo. Así, en la macroencuesta elaborada para La Voz, los ejecutivos del socialista Abel Caballero en Vigo (5,56) y del popular Carlos Negreira en A Coruña (4,59) obtienen una mejor valoración de sus vecinos. También es significativa la comparación con Lugo, feudo socialista y cuyo alcalde López Orozco se vio involucrado en la Pokémon. El ejecutivo lucense supera al ourensano al recibir un 4,18.

El suspenso al que condenan al equipo dirigido por Agustín Fernández se fragua en una legislatura llena de sobresaltos y que ha llevado al PSOE de rozar el cielo a estar a las puertas del infierno. Hay que recordar que los socialistas de la capital salieron de las urnas con un referente consolidado como Paco Rodríguez y tras protagonizar una de las mayores subidas en las municipales del 2011. Su paraíso comenzó a saltar por los aires en septiembre del 2012. La detención de su líder en el marco de la operación Pokémon lo cambió todo. Su dimisión dejó heridas en el partido que a día de hoy aún están lejos de curarse. A la crisis política de un alcalde dimitido se sumó pronto la desbandada del BNG, que abandonó el gobierno y abocó a los socialistas a dirigir la ciudad en minoría.

De esa crisis salió Agustín Fernández como alcalde. El inspector de Hacienda y hombre económico del PSOE tomó el timón en un momento especialmente complicado. Su liderazgo ha sido puesto en entredicho no solo por la oposición, que acordó su reprobación en pleno. Su forma de llevar el timón también fue cuestionada en el propio partido. De hecho, Fernández se descartó de la lucha que hoy dirimen su concejal Vázquez Barquero y Pachi Vázquez. Esa división en el PSOE tuvo un punto de inflexión hace casi un año cuando cinco concejales plantaron al alcalde al desentenderse de un acuerdo que afectaba a un funcionario del Concello de Ourense.

Y el tercer caballo de batalla es el reguero de imputaciones de sus concejales durante este mandato. En el caso del alcalde, por tres causas: asistencias técnicas, Bedoya y plaza de San Antonio. Las dos últimas, con toda la junta de gobierno del primer bipartito. La de la plaza de San Antonio ya fue descartada.

En medio de esta vorágine, la gestión de la ciudad se centró en tramitar el nuevo PXOM tras anularse el elaborado en 2003 por el PP por mandato judicial. El PSOE defiende un modelo de ciudad con menos viviendas y más zonas verdes.