Alma de A Rúa en tierras irlandesas

pepe seoane OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Lucía Sánchez, en el conjunto de Browneshill Dolmen, referencia histórica y turística de Carlow
Lucía Sánchez, en el conjunto de Browneshill Dolmen, referencia histórica y turística de Carlow .< / span>

El deseo de aprender inglés en serio dio paso a su asentamiento en Carlow

30 jun 2014 . Actualizado a las 14:03 h.

Otra vez el inglés. El idioma, entiéndase bien, no otra cosa. Lucía Sánchez tenía trabajo. España va bien era el mensaje recurrente, antes de que nos contaran que ya estábamos en la Champions League de la economía mundial. Luego se desmoronó todo, pero esa es otra historia. Cuando tomó la determinación de que quería aprender inglés en serio, convencida de que la única manera de ganar fluidez y soltura era la inmersión en un territorio donde ese idioma fuera el principal, sin otro remedio que aprenderlo para sobrevivir, nada le hacía suponer cuál iba a ser la jugada del destino. Lucía y su mejor amiga, Carmen, embarcaron hacia Irlanda con toda la voluntad de aprender inglés y regresar a casa. ¿Carlow? ¿Por qué Carlow? «Todo el mundo me pregunta eso. Y tiene una explicación de lo más sencillo: teníamos una amiga de Petín viviendo aquí y ese simple detalle inclinó nuestra elección. Nadia, por cierto, toca música tradicional irlandesa: es profesional».

El nivel de inglés no era muy bueno, pero en el año 2003 en Irlanda, como en España, todo era alegría y felicidad, por lo que a la ourensana Lucía no le costó mucho encontrar un primer trabajo. Empezó en un hotel que es también restaurante y discoteca. Probablemente la oportunidad soñada para quien desee familiarizarse de verdad y de forma rápida con un idioma. Guinness va, Guinness viene, la soltura con el idioma era cada vez mayor, por lo que se animó Lucía a buscar algo mejor, acorde con su formación académica. Encontró ese trabajo y desde hace ya unos años se encarga de la parte administrativa y contable, nóminas y lo que sea necesario, en un grupo de tres farmacias locales. Y si un día hay que vender una aspirina, tampoco pasa nada.

Integrada como está en la sociedad irlandesa, hasta ve ventajas en algunas maneras de trabajar. La siesta, por ejemplo, ya no recuerda que existe. «El trabajo aquí es de jornada continua por sistema. Yo, por ejemplo, trabajo de las diez de la mañana a las cinco y media de la tarde, con media hora para comer. A mi me parece un buen sistema y creo que en España estaría bien adaptarse».

Lluvia y amabilidad

¿Los irlandeses? «Son gente encantadora. Siempre he sentido un trato excelente y nunca he tenido malas sensaciones, lo cual es de agradecer, aunque al estar fuera de cada, tampoco lo voy a negar, echas de menos a tu familia». Y también una climatología más amable. «Algo más de sol y un poco menos de lluvia no estaría nada mal», dice Lucía, que traslada el dicho de que allí «en un solo día, tienes cuatro estaciones, porque tan pronto llueve como luce el sol».

Tan integrada está Lucía en la sociedad de Carlow, donde reside, que el pasado verano se desplazó hasta Kenia con una asociación irlandesa en una acción humanitaria. Con un trabajo en el sector farmacéutico entra dentro de lo normal que tenga contactos con ópticos. Un programa de actuación en la que un grupo de profesionales se desplaza a África para revisar la vista a personas sin recursos ni medios, organizar operaciones de cataratas o facilitar gafas a personas con dificultades, «es una experiencia que es tan enriquecedora que es increíble y es inolvidable».

En octubre cumplirá diez. Recuerda Lucía que llegó a Irlanda el día 2 de octubre del 2003. ¿Volver a casa? No piensa en ello. Su vida ahora mismo está en Carlow.

lucía sánchez Fernández contable en un grupo de farmacias