Las reales abdicaciones de los gobernantes ourensanos

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

OURENSE

08 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Fue la semana de la abdicación. Aunque la del rey de España no ha dejado de tener connotaciones ourensanas (ahí están las concentraciones para pedir un referendo sobre la forma de Estado o la petición del BNG de que el retrato del futuro rey, que proponen sea cutre, se relegue en el salón de plenos del Concello), no quisiera centrarme en ella sino en otras abdicaciones más próximas. La palabra tiene significado más allá del traspaso de la soberanía real. También supone «renunciar a derechos, ventajas, etc.». Las páginas de La Voz recogieron ejemplos de abdicadores con denominación de origen ourensana. Veamos un ejemplo: «La Diputación descontará del sueldo ausencias sin justificar», decía el titular cuya información abundaba en que el organismo controlará la permanencia de sus empleados en sus puestos de trabajo. ¿Es que antes no se hacía? ¿Cómo se puede abdicar durante años de la responsabilidad de inspeccionar el trabajo de personas pagadas con fondos públicos? Segundo ejemplo: «El Concello vetará la petición de trabajar fuera del Concello de Ourense a dos arquitectos que entraron con asistencias técnicas». Aquí quedan de manifiesto varias abdicaciones en la defensa de los intereses vecinales. Desde la de la edila Áurea Soto que contrató a los arquitectos y los convirtió, a dedo, en empleados fijos hasta la de los ediles díscolos que rechazaron la compatibilidad pedida por estos técnicos cuando similar rechazo a un amigo, el asesor jurídico del Concello, les llevó a provocar una crisis permanente en el gobierno municipal. ¿Por qué renunciaron entonces a defender los derechos de todos para proteger los económicos del amigo? Tercer ejemplo: «A la declaración de Rodríguez Dacosta no asistieron los abogados del PP, ni de la CIG ni de USO». ¿Por qué abdican de su obligación de buscar la verdad sobre las asistencias técnicas que llevaron a la jefa de Personal ante el juez? ¿Es que solo buscan el efecto mediático de las denuncias que presentan? Son tres ejemplos de unos gobernantes que abdican de sus obligaciones ante la resignación (no menos culpable) de sus administrados.

La frase. «Este es el lugar ideal para vivir y para criar un niño pero la gente joven se va porque no hay trabajo», dijo Anna, la madre de Tomasina, la niña recién nacida en A Teixeira, uno de los cuatro municipios gallegos más envejecidos. De los 406 vecinos de A Teixeira, tan solo 11 tienen menos de 9 años y 219 (el 54 %) son jubilados. Ahí está el retrato de la evolución de la provincia, su abandono, su desertización humana y agrícola. ¿Qué pasó y que pasa para que sea noticia el nacimiento de una niña en un Concello que en 1.980 tenía 2.030 vecinos? Estas son las cosas sobre las que debían reflexionar, y actuar, los políticos.

El ejemplo. El de Iolanda Pérez, la exedil del BNG en la capital ourensana, al presentar su dimisión como número 3 de Anova, el partido de Beiras, al verse imputada en el caso de las asistencias técnicas del Concello de Ourense. Su gesto de irse la honra y no me cabe duda de que volverá, cuando resuelva unas cuitas judiciales que le alcanzaron de rebote, para dar la dimensión de una talla política que hasta el momento está casi inédita.