María Martinón: «A estas alturas sé que hay cosas en Atapuerca que no llegaré a ver»

Fina Ulloa
FINA ULLOA OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

La ourensana abrió con una conferencia la semana cultural de la Academia Médico-Quirúrgica

06 may 2014 . Actualizado a las 21:34 h.

La ourensana María Martinón fue la encargada de abrir ayer la Semana Cultural de la Academia Médico-Quirúrgica. Desarrolla su trabajo en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana y es la responsable de la línea de antropología dental en homínido. De ellos, y de su salud, habló ayer, basándose en su trabajo en Atapuerca y en otros yacimientos: «La enfermedad pone de manifiesto las debilidades pero también los recursos de una especie en su lucha por la supervivencia».

-¿Se ha encontrado con alguna circunstancia que le haya sorprendido, que no esperase o que haya supuesto un giro inesperado a lo sabido hasta el momento, en este aspecto?

-Con el estudio de las patologías he adquirido una perspectiva diferente sobre el tema de la enfermedad. En nuestro caso particular de médicos del Pleistoceno nos encontramos con que precisamente los signos de la enfermedad los presentan los más fuertes, aquellos que sobrevivieron el tiempo suficiente para que la enfermedad dejase sus signos en los huesos. Sin embargo, no siempre la ausencia de evidencia es evidencia de ausencia. Es posible que algunos individuos no presenten patologías no porque estuvieran sanos sino porque simplemente no sobrevivieron a ellas.

-¿Cómo va el trabajo sobre las muestras fósiles chinas? ¿Se confirma su teoría de que los primeros europeos tenían su origen en Asia?

-El estudio de los fósiles chinos ya nos ha proporcionado resultados interesantes nada más comenzar, pero todavía quedan muchos vientos que desatar de esta caja de Pandora. Las evidencias estudiadas hasta ahora siguen ratificando un parentesco más cercano entre los homínidos asiáticos y los europeos, que con las poblaciones africanas.

-¿Tiene algo que ver esa teoría con los restos hallados en Dmanisi?

-Los restos hallados en Dmanisi fueron el detonante para que se reconsiderase el papel que ha tenido Eurasia en la evolución humana. Descubrimos que los humanos habían salido de África mucho antes de lo esperado y que a partir de entonces las poblaciones podrían haberse dispersado a este y oeste del continente sin tener que obedecr a repetidas migraciones africanas. Incluso las primeras poblaciones humanas que encontramos en Atapuerca, en la Sima del Elefante, con 1,2 millones de años de antigüedad podrían estar relacionadas con esta primera dispersión registrada en el yacimiento caucásico.

-Cada poco tiempo hay algún descubrimiento sobre Atapuerca. ¿Es inagotable para los paleontólogos y antropólogos o a estas alturas el futuro del yacimiento es predecible?

-A estas alturas de mi vida y mi carrera, yo ya sé que hay cosas en Atapuerca que no llegaré a ver. Hay un legado sin precedentes en el mundo para las generaciones venideras. El impacto científico y social del proyecto de Atapuerca además ha sido consecuencia no solo de la importancia de los restos desenterrados allí, sino de un trabajo en equipo multidisciplinar de calidad y un esfuerzo importante en la divulgación. Esto último hace que la gente de a pie, no solo antropólogos y arqueólogos, comprendan y se enorgullezcan de lo que supone Atapuerca. El nivel de conocimiento del público general en España sobre paleontología es altísimo y es fundamental para la continuidad, en el futuro, de los trabajos de excavación e investigación en Atapuerca y otros enclaves extraordinarios en nuestro país.

-Y los recortes en investigación, ¿los han notado?

-Evidentemente no hemos podido crecer al ritmo que preveíamos. Es paradójico que siga habiendo ayudas para la adquisición de equipamiento pero no ayudas, en paralelo, para la contratación de personal. Creo que el principal problema para la ciencia es el de una generación con un alto nivel de formación que no puede ejercer. Corremos el riesgo de que ese capital humano, ese esfuerzo invertido en su formación, se pierda.

-¿Son malos tiempos para este tipo de profesiones?

-En general dedicarse profesionalmente a la ciencia es y ha sido siempre complicado frente a profesiones que se consideran más prácticas o «útiles» de forma inmediata. Sin embargo, el verdadero avance de una sociedad es a través de la investigación y la innovación. El beneficio de invertir en ciencia lleva su tiempo pero es fundamental para el progreso de la sociedad. A nivel personal las satisfacciones que da la ciencia como profesión no son económicas, pero sí profundas y duraderas. Hacer de la vocación un modo de vida es un privilegio. La antropología también me permite ser optimista. No es la primera crisis a la que se enfrenta a nuestra especie y hasta ahora las ha superado todas con éxito. Si no, no seríamos la única especie humana sobre el planeta.

maría martinón torres antropóloga