La banda de chupópteros del Concello de Ourense

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

OURENSE

19 ene 2014 . Actualizado a las 06:00 h.

Claro que tendría que escribir hoy de los cinco concejales díscolos que tanto daño hacen a la imagen del Concello de Ourense! ¡Claro que tendría que poner el foco en la sinvergonzonería de cinco ediles decididos a beneficiar a uno (el sindicalista de la CIG que quería cobrar 77.000 euros) a costa de todos! ¡Claro que era menester hablar de las peseteras Susana Bayo (59.273 euros/año) y María Devesa (56.519), claro ejemplo de políticas que están en el cargo para lucrarse! ¡Claro que debía agotar los calificativos para quienes, como las citadas, se dan de baja de la responsabilidad de gobernar pero no de los 115.792 euros que les llegan de los impuestos de los ourensanos! ¡Claro que tendría que escribir de vencedores y vencidos en esta lucha fratricida que desangra al PSOE! ¡Claro que llenaría folios con la sublevación de la banda de los díscolos liderada, ¡ironías de la vida! por un policía que, por profesión, tendría que ser garante de honestidad y orden! ¡Claro que podría poner el acento en las 19, de 65, asociaciones vecinales que salen en defensa de quienes priman los intereses personales sobre los colectivos! ¡Claro que debía desmenuzar las conexiones de esas asociaciones vecinales con los integrantes de la banda de los díscolos! ¡Claro que tendría que escribir de la actitud del colectivo vecinal, y de otros muchos, que mantienen un silencio servil ante la crisis, en busca de futuras prebendas! ¡Claro que tendría que preguntarme si este conflicto duraría cinco semanas si al frente del Concello de Ourense estuviera un empresario! ¡Claro que tendría que preguntarme si ese empresario seguiría pagando a dos trabajadores que se dan de baja, por escrito, de sus obligaciones laborales y no asisten a las reuniones convocadas por el jefe!

De esto tendría que hablar aunque mi idea inicial fuese hacerlo de las cosas que realmente atormentan a los ciudadanos: el trabajo, la salud, las pensiones, las tasas, los servicios y un largo etcétera. Pero me lo impiden las trapisondas de una banda de chupópteros instalada (¿hasta cuándo, alcalde?) en el gobierno del Concello de Ourense. Esa es otra de sus hazañas. Logran que se hable de ellos y no de los problemas reales de los ourensanos reales y sencillos entre los que no están, por lo visto en las últimas semanas, ni el clan de los cinco (el profesor Alfonso Vilachá, la procuradora Mónica Vázquez, el policía Antonio Rodríguez Penín, la auxiliar de clínica María Devesa y la política de profesión, Susana Bayo) ni quienes entre bambalinas les manejan cual marionetas en beneficio de un proyecto personalista y en perjuicio de un proyecto de capital.