El portazo del alcalde Freire Couto

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

OURENSE

17 mar 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

La foto de Miguel Villar en la primera página de La Voz de ayer era todo un símbolo de una manera de entender la política. Retrataba la huida del alcalde de Barbadás mientras los ediles de la oposición se mantenían en su escaño. Y si fue un símbolo la foto también lo fue ver a Freire Couto poniendo pies en polvorosa cuando los representantes del pueblo que dirige (y que le paga) le plantearon dudas acerca de su patrimonio. Esa espantada muestra la distancia entre la vida política y la cotidiana. Es la misma distancia que media entre el Freire Couto otrora médico de Boborás y el Freire Couto hoy profesional de la política. Como médico nunca dejaría a un paciente con la palabra en la boca cuando éste le plantease dudas sobre el tratamiento dispensado. El juramento hipocrático formulado cuando tomó el fonendo le habría impedido dejar al pairo a un enfermo. El juramento democrático emitido cuando asumió la alcaldía se lo pasó, en cambio (y con perdón), por el arco del triunfo. Detrás de su huida no hay sino el pavor escénico a despejar las dudas que al 47,59% de sus administrados (los que votaron a los ediles de BNG y PSOE que quedaron con la palabra en la boca) les plantean sus inversiones inmobiliarias en España y Portugal. ¡Claro que es doloroso que le hurguen a uno en una herida económica, y ética, abierta por la prensa de Madrid! Pero en la vida pública hay que estar a las duras y a las maduras y con la transparencia por bandera. Cuando uno huye ante los interrogantes de la ciudadanía en lugar de aclararlos (aunque sea mil veces) el compromiso democrático falla. Si Freire Couto echa una mirada atrás seguro que encuentra en su memoria un rescoldo de aquel voto ético que un día hizo como médico: «Si el juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz y recoja los frutos de mi arte y sea honrado por todos los hombres y por la más remota posterioridad. Pero si soy transgresor y perjuro, avéngame lo contrario». Estaría bien que lo aplicase también a la política y que intentase despejar dudas para poder ser honrado por los vecinos de Barbadás, y por la posteridad, como una persona íntegra y no como un transgresor y perjuro que sería impropio de un político de su valía.

El dato El 95% de los militantes avalaron a José Manuel Baltar como presidente del PP. En el 2010 lo hacía tan sólo el 62%. Aquel congreso lo había ganado su padre, José Luis Baltar, hoy suspendido de militancia del PP. El de ayer fue un triunfo personal de Baltar Blanco fruto de la inteligencia de saber gestionar una difícil transición y de la generosidad a la hora de tender manos, restañar heridas y conseguir que el PP de Ourense sea un partido sin vencedores ni vencidos.