Enamoradas del negocio familiar

JESÚS MANUEL GARCÍA OURENSE / LA VOZ

OURENSE

MIGUEL VILLAR

Madre e hijas llenan de ilusión sus dos tiendas de lencería en Ourense

20 may 2012 . Actualizado a las 07:10 h.

La madre es Eva Matesanz Fuente y las hijas son Susana, Eva y Marta Matesanz Prieto.

La madre, en A Coruña; las tres hijas en Ourense.

Dueñas de las dos tiendas de lencería Eva en la ciudad.

Eva Matesanz Fuente nació en A Coruña, es hija de un militar pero ya desde jovencita se vino a Ourense a estudiar. Aquí se formó siendo adolescente y estudió Magisterio. «Entonces era más fácil hacerlo aquí que en A Coruña, fíjate. Y aquí conocí a mi marido cuando yo tenía 15 años. Yo vivía en O Couto con mis abuelos y él me acompañaba hasta las Carmelitas. ¡Fue un flechazo, sin duda! Fue el amor de mi vida. Él debía de tener 18 años y trabajaba con su padre».

Cuando se casaron, a él le hacía ilusión poner un negocio de lencería. «¡Mira qué raro!», señala Eva. Abrieron la tienda y cogieron a trabajadoras de otra casa que había cerrado. Estamos en los años setenta.

«Acabé Magisterio y me casé aquí. Mientras las niñas eran pequeñas, estuve con ellas en casa y luego ya pusimos la tienda. Esta de Progreso 89 fue la primera y después abrimos la de Bedoya. Y luego otras dos en A Coruña, ahora una se la alquilamos a Zara y la otra la traspasamos porque mi marido, aquel hombre maravilloso, ya no está», cuenta la madre. Saturnino Prieto falleció hace cuatro años. Eva y él formaron un tándem perfecto y cargado de ilusiones. Y disfrutaron con el negocio, lo mismo que les pasa a las tres hijas. «Siempre quise que estudiaran. Una hizo Magisterio, otra Derecho y otra Farmacia. Y aquí están, en la tienda. La verdad, esto es bonito, haces cosas bonitas, tienes muchas satisfacciones», indica esta mujer vivaz.

En el bajo tienen un taller donde hacen arreglos. «Yo sin el taller no sabría funcionar, es muy importante porque no todo el mundo tiene el tipo perfecto y hay que hacer arreglos», apunta Eva, quien con gracia explica que mientras el marido llevaba las cuentas, «yo era la del glamur, compraba cosas y si eran muy caras, él me avisaba. Nos compensábamos muy bien».

Eva disfruta con su trabajo y se le nota: «Cuando estoy aquí me olvido completamente de que sigo trabajando», dice esta mujer, que adora los viajes: Maldivas, Bali... «Y ahora, como no tengo marido, viajo con amigas o con mis hijas. El día 6 nos vamos a Tailandia, alguna gente viuda como yo», añade.

Susana Prieto Matesanz estudió Magisterio, como la madre, pero cambió de carrera: «Nunca me gustó Magisterio, lo hice por hacer algo. El trato con la gente me encanta y veía que mis padres disfrutaban, es algo que vivimos desde pequeñitas». Susana atiende la tienda de Bedoya». Eva se licenció en Farmacia y lleva ya 20 años en la tienda: «No podía poner una farmacia y esto me pareció más bonito. Vendo camisones, bikinis y es una alegría; no vendo pastillas para gente enferma». Ella se encarga de la contabilidad, aunque hace de todo.

Y Marta se licenció en Derecho, trabajó como procuradora, que es la profesión de su esposo, y un día se plantó: «No me arrepiento. Estaba muy estresada, ahora estoy mejor, con mi familia. Llevo cinco años y no lo echo de menos». Entre las cuatro le dan mil vueltas al negocio para tener siempre cosas nuevas. Forman un equipo tan emprendedor como simpático.