«Antes los sindicatos estaban por encima de las siglas»

María Cobas Vázquez
maría cobas O BARCO / LA VOZ

OURENSE

Considera que el movimiento obrero debe «activar a la militancia»

10 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Después de 57 años viviendo en O Barco, ya nadie se atreve a decir que Carlos Blas (Madrid, 75 años) no es valdeorrés, a pesar de que «non falo moi ben galego», según confiesa. Llegó a la zona como ferroviario, pero pronto fue algo más. Impulsor del movimiento sindical en la comarca; fue también un destacado miembro del Partido Comunista, papel por el que mañana, sábado, (a las doce) será protagonista de un homenaje en el edificio multiusos de la villa barquense.

-¿Y cuándo se interesó por el sindicalismo?

-Ya practicaba el sindicalismo católico a los 17 años, porque era la única agrupación consentida, aunque no estaba legalizada.

-Y lo trajo a O Barco...

-La cosa aquí no era igual, porque estaba solo. La Guardia Civil incluso me invitó a pasar por el cuartel para identificarme, era «una amenaza a la paz y la estabilidad» (ríe). Ya en Madrid me habían identificado por llevar la insignia del sindicato, y conmigo vino mi ficha.

-¿Tuvo problemas?

-No, no graves; pero es cierto que me recomendara que hablara menos y jugara más a las cartas (ríe).

-Y fundó Comisiones Obreras...

-Eso fue en la transición. Ya nos reuníamos antes de la desaparición del dictador, pero con comentarios muy limitados.

-¿Fue difícil?

-Una vez legalizado, la gente ya hablaba más claro. Fuimos el primer sindicato y tuvimos una afiliación importante en los años 76, 77 y 78. Fuimos los impulsores de la primera huelga. Fue por la mina de Penouta, en Viana. Diecinueve compañeros de la mina y yo, un ferroviario, conseguimos parar la pizarra. Había quien decía que no seríamos capaces, pero lo fuimos. Después, al estar otros sindicatos, dirigidos por gente concienciada, conseguimos unidad sindical; logrando huelgas más grandes, como la de los 90.

-Habla de unidad sindical, ¿qué ha pasado para que se perdiera?

-En aquel momento, los ejecutivos éramos coherentes con lo que hacíamos y representábamos. Estábamos por encima de las siglas. Los compañeros de los otros sindicatos eran estupendos. Pero se los llevaron a otras zonas, y aquí quedó otra gente, y empezaron a surgir los intereses personales.

-¿Eso es lo que pasó?

-La filosofía sindical ha cambiado. Se ha llegado a una situación... Creo que todos los sindicatos son necesarios, pero quizás se ha perdido la militancia, que era una cosa activa.

-¿Menos aburguesada?

-No sé si es esa la palabra, pero quizás. Creo que la gente tenía un convencimiento más profundo. Quizás por el estado de bienestar en el que hemos vivido en estos últimos años, se ha desvirtuado. Nos medimos los unos a los otros por lo que tenemos y no por lo que somos.

-¿Debería volverse a los orígenes?

-Las crisis generan miedo; y la gente está más activa cuando hay bienestar.

«Al estar dirigidos por gente concienciada, conseguimos unidad sindical»