Quince días sin hablar de Ourense

Miguel Ascón Belver
miguel ascón OURENSE / LA VOZ

OURENSE

La campaña estuvo marcada por lo económico, sin propuestas concretas para la provincia

19 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

¿Movilizan realmente el voto las campañas electorales? Este es uno de los eternos debates sobre el sistema actual, con quince días para que los candidatos pidan el voto de los ciudadanos. En Ourense estas dos semanas se vivieron de un modo bipolar, con los representantes de PSOE y PP enzarzados en reproches mutuos casi a diario. Los socialistas, alertando de los recortes que aplicaría Rajoy de llegar a la presidencia del Gobierno y los populares, montados sobre una crisis económica de la que culpan sobre todo Zapatero pero también a Rubalcaba como colaborador necesario.

El caso es que la mayor parte de los mensajes lanzados por unos y otros se centraron en temas de carácter macroeconómico, sin propuestas concretas para la provincia. El BNG, por razones obvias, fue la excepción y su candidato, Xosé Manuel Pérez Bouza, tuvo más margen para lanzar promesas para Ourense.

Estando la provincia en un segundo plano, la campaña fue de guante blanco entre los líderes de los tres grandes partidos. No hubo acusaciones directas entre ellos y solo alteró la paz la llamada al bipartidismo que desde el primer día hizo la socialista Laura Seara, que insistía de nuevo ayer, último día de campaña, en ello. Pérez Bouza e incluso Izquierda Unida reprocharon a la aspirante del PSOE que pretendiese impedir el voto en conciencia con el pretexto de que, con la izquierda fragmentada, el beneficiado sería el PP.

Está por ver si Laura Seara tiene éxito o si, por el contrario, partidos precisamente como BNG o IU, pero también otros como los ecologistas eQuo o los ya conocidos UPyD incrementan su respaldo. Ninguno de ellos -salvo los nacionalistas y, aún así, lo tienen difícil- conseguirá representación por Ourense, pero todos los votos que reciban cuentan, sobre todo, para restárselos al PSOE.

Así las cosas, el Partido Popular ha planteado una campaña plácida, casi sentándose a esperar a que llegue el 20-N y las urnas confirmen la aplastante victoria que predicen las encuestas. Bien es cierto, que tanto ellos como el resto se han tenido que amoldar a la campaña más austera que se recuerda, con menos publicidad y grandes mítines que nunca.