El Dépor sigue con un problema grave de juego, pero con tres puntos más. Otro equipo menor, el Girona, sacó los colores al cuadro blanquiazul durante muchos minutos. Le controló con una insultante facilidad hasta que un chispazo de Riki varió el rumbo del partido. Y menos mal, porque de ganar a no ganar mediaban cinco puestos en la clasificación.
En vísperas de comenzar lo que Irureta denominaría el Tourmalet (Murcia, Elche y Valladolid fuera y Celta y Almería, en Riazor), vencer al Girona era imprescindible. Tal objetivo se ha cumplido, pero también era importante ganar a través del buen fútbol y ahí el equipo fracasó de nuevo. El rubito Dani Nieto convirtió a Laure en un pelele, los centrales no acertaron a descifrar la ecuación espacio-balón-rival, la pareja de mediocentros siguió mostrando una irrelevancia inadmisible en un aspirante al ascenso y, por si fuera poco, Salomao no existió.
Afortunadamente, el gol del taquicárdico Riki desmoronó lo que hasta entonces era un aseado Girona.
Y aún así, el Dépor acabó pidiendo la hora. El triunfo ha sido importante, pero las dudas sobre el equipo siguen existiendo.