quí tenemos a una teniente de alcalde que la lía parda por la necedad de ir a unas fiestas a Bilbao y dar explicaciones pueriles e institucionalmente impresentables. Directivos de clubes de medio pelo se dan las suyas y las del pulpo por retener a una jugadora adolescente contra su voluntad como si estuviésemos hablando del culebrón de Cesc en el Barça. Inauguramos a todo trapo un jardín botánico en Montealegre que ha costado una pasta para que la basura y el descuido campen a sus anchas mientras nadie exige responsabilidades. Tardamos cinco años en adecentar las piscinas de Oira para dar entrada ahora a una empresa privada que facturará a cuenta de los futuros usuarios mientras el gobierno que auspicia la operación practica la política de derechas bajo las siglas y la demagogia de la izquierda. Preparamos otro centro deportivo similar en As Eiroás cuando todo el mundo sabe que tal vez otros equipamientos sociales serían más perentorios en el barrio. Asistimos, en fin, a una suerte de culebrón de pésimo guión con el señuelo de la empresa de los coches eléctricos que va a sacar a mil ourensanos del paro. Vemos como los empresarios de la firma británica se echan en manos de unos políticos que acabarán zarandeándolos. Leemos que estos empresarios piden dinero a otros de Ourense para empezar a producir y conocemos que la Xunta de Galicia empieza a mirar para otro lado. A este paso, la provincia aparecerá en un próximo capítulo de Los Simpson. Y si no, al tiempo.