El senador y el prevaricador

José Manuel Rubín E

OURENSE

01 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

s verdad que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y quien mejor interpreta el aserto popular son los políticos. De nada vale que una ola de indignación surque España ni que en cada consulta demoscópica salgan los peor parados en la escala social. Están en su privilegiado minarete y se muestran ciegos y sordos ante lo que ocurre a su alrededor. Ourense ha dado los últimos días ejemplos de esta especie de políticos tan solo preocupados por sus prebendas. El senador Fidalgo, del PSOE, intenta colarse como personal laboral fijo de la Diputación. En su día lo habían colocado a dedo en la oficina que el partido socialista, merced a una dádiva de Baltar negociada con Pachi Vázquez, tiene en la institución. Ahora, con la boca pequeña, quiere que la vía digital le sirva para consolidar el trabajo mientras con la grande clama contra la práctica de Baltar de colocar a dedo a sus amigos. Otro ejemplo: la justicia retiró de la política al exregidor de Melón por prevaricador. Con la anuencia de sus jefes del PP colocó a su señora de alcaldesa para que ésta le nombre ahora director general y así seguir gobernando el pequeño concello. ¿Cómo no quieren que los ciudadanos se indignen? Decía ayer Caneiro que «quizá los españoles se han dado cuenta ya de que lo que necesitan no son funambulistas de la política sino óptimos gestores, diligentes y comprometidos». Me temo que no deje de ser una más de las fabulosas imaginaciones del gran escritor ourensano.