Declaran en rebeldía a un acusado de formar parte de una red de proxenetas

Marta Vázquez Fernández
m. vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Los otros tres imputados serán juzgados por la Audiencia provincial dentro de un mes

15 jun 2011 . Actualizado a las 11:31 h.

Solo tres de los cuatro acusados que, según el fiscal, formaron parte de una red dedicada a favorecer la explotación sexual de mujeres se sentaron ayer en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Ourense. Carlos Felipe A. S., Adriana E. V. y Shirley A. C., que se enfrentan a peticiones de condena de hasta 30 años de prisión, no fueron sin embargo juzgados ayer como estaba previsto debido a que el cuarto imputado, Jose Mario C. M., se encuentra en paradero desconocido.

La orden de búsqueda y captura que se ha dictado contra él no ha dado resultados satisfactorios -las fuerzas de seguridad no han logrado localizarlo y ponerlo a disposición de la Audiencia provincial de Ourense- por lo que esta misma semana será declarado en rebeldía de la justicia. Solo entonces se podrá continuar el enjuiciamiento de los otros tres imputados. Está previsto que el juicio, si no hay nuevos aplazamientos, se celebre el 19 de julio.

Hasta entonces habrán pasado más de siete años desde que los cuatros implicados en esta causa fueron detenidos como integrantes de una red de proxenetas que operaba en el club Skala 2000 de Vilamartín de Valdeorras. En febrero del 2004 los cuatro acusados trabajaban en el local, del que Carlos Felipe era, según la acusación pública, socio y administrador. A través de un contacto en Paraguay habrían conseguido que cuatro mujeres de ese país se trasladasen hasta el club valdeorrés, donde las habrían obligado a ejercer la prostitución, como único medio de pagar la deuda económica que habían contraído con su viaje a España. Según se recoge en el escrito de conclusiones provisionales, las mujeres vivían encerradas en el local y eran vigiladas tanto por el personal que allí trabajaba como por cámaras de seguridad.

Una quinta mujer, procedente de Francia, fue la que puso a las fuerzas del orden al tanto de lo que ocurría en el club valdeorrés. Cuando la trasladaban en coche a otro club de Portugal, se topó con una patrulla de la Guardia Civil y pudo pedir auxilio.