Son esos misterios habituales en cualquier puesto de representación social. Al principio nadie quiere estar y al final nadie quiere irse. De no ser por ese pegamento que convierte a los dirigentes en lapas no se entiende el empecinamiento del presidente de C D Ourense en permanecer en la poltrona. ¿Qué necesita para coger las de Villadiego? ¿No le dura el sonrojo del estrepitoso fracaso de Villaviciosa? ¿Defiende intereses personales o colectivos? Hace años, quizás décadas, que C D Ourense no tiene una ocasión como ésta. Una nueva generación quiere coger el club. No son políticos ni marionetas. Son excapitanes (leales a los colores como demostraron en el campo) que con ideas y sistemas nuevos pretenden reverdecer viejos laureles. ¿Por qué es Juan Pérez el tapón? ¿Por qué Concello y Diputación no apoyan a quienes traen un plan de gestión y jubila a quienes tan solo mendigan subvenciones y favores? O actúan hoy o callan para siempre.