El Rey de Covelo salvó un año más su corona y al entroido

c. paradela O CARBALLIÑO / LA VOZ

OURENSE

La defensa de la monarquía de Melón se escenificó en el Coto da Raña con una de las celebraciones más antiguas

09 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El pequeño pueblo de Covelo, en el término municipal de Melón, volvió a ser ayer de nuevo el punto de encuentro de los amantes del carnaval. Del de siempre. No solo porque se trate de una de las las citas más emblemáticas y tradicionales en la provincia, sino porque aunque en muchos lugares no se sepa, el rey defiende el entroido con uñas y dientes y, sobre todo, con una cachaba.

El guión fue el mismo de siempre. Estuvieron el bobo, el juez, el fiscal y sus guardias que intentaron en todo momento evitar el destronamiento del rey y con él el del carnaval. Si lo consiguen y el combate acaba en victoria, o sea que la corona real se quede en manos de la monarquía, la continuidad del entroido queda garantizada, al menos un año más.

En esta ocasión hubo nuevas caras en uno de los principales protagonistas, el monarca, que sustituyó al vecino que asumía esta responsabilidad durante la última década debido a un problema familiar, aunque ya tenía experiencia al haber representado en otras ocasiones el mismo papel. ¡Y es que no es tan fácil defender el carnaval montado a caballo, ataviado con una majestuosa capa y sufriendo continuos ataques y acometidas de los danzantes que se esmeran en una peculiar batalla, y vestidos, ellos también, para la ocasión, por arrebatarle la corona! Todo por las estrechas calles del pueblo que congrega a un gran número de público que formaron una larga comitiva que subió hasta el Coto da Raña donde se recrudece la batalla mientras el rey le pregunta a los asistentes: «¿Queredes que viva ou que morra o entroido». La celebración estuvo presidida en todo momento por el «Entroido» y la «Entroida», los dos muñecos engalanados con mimosas y escoltados por ondeantes banderas que desde lo alto de un carro tirado por vacas observaron toda la batalla.

En su pechera se cuelgan los billetes, las monedas van en un pequeña cajita, con los que se ayuda a promover y a mantener uno de los carnavales más diferentes y seculares de Galicia.

La fiesta finalizó en las calles de la localidad en donde los vecinos compartieron vianda típicas y propias de la época con todas las personas participantes en la fiesta.