Una madre de Boborás reclama ante el Supremo la inocencia de su hijo

C. Paradela O CARBALLIÑO/LA VOZ.

OURENSE

26 nov 2010 . Actualizado a las 10:34 h.

Más de cinco horas pasó ayer en la calle, frente al Tribunal Supremo en Madrid, Inés Barrosa, la madre coraje de Boborás que lleva luchando desde el año 2001 por la inocencia de su hijo, acusado y condenado a doce años de cárcel como autor de un asesinato, en un proceso que ella y el resto de su familia considera fraudulento y lleno de lagunas nada concluyentes. José Luis García Barrosa, guardia civil de profesión en el momento de los hechos, fue condenado por un jurado popular en el 2003, aunque ingresó en prisión preventiva dos años antes, como responsable de haber matado en Vizcaya a otro agente del cuerpo, que era además su amigo, aunque él negó siempre los hechos que se le imputan y por los que está cumpliendo condena ya desde hace siete años, en las cárceles de Logroño, Ourense y actualmente en la lucense de Monterroso.

Inés Barrosa insiste en defender la inocencia de su hijo y así lo hizo público ante el edificio del alto tribunal, que ayer celebraba una jornada de puertas abiertas, con una pancarta en la que exponía: «La justicia lo condenó sin pruebas concluyentes. Pedimos reapertura. Mi hijo es inocente». Por él retó al fuerte frío que reinaba en la capital, tras una larga noche en tren y aunque su salud se encuentra bastante resentida con varias operaciones quirúrgicas en los últimos meses. Logró al menos llamar la atención del personal del Tribunal que le pidió algunos datos sobre su petición y del numeroso público que pasó por el lugar.

Estudiantes de Periodismo y ciudadanos de a pie, indica, se interesaron por su caso y le desearon suerte hasta hacerle, incluso, saltar las lágrimas y es que Inés Barrosa se encuentra impotente y no sabe que más hacer para lograr que se revise el caso de su hijo. Algunos incluso la reconocieron en el metro que cogió hasta la estación de ferrocarril para emprender a primera hora de la tarde el viaje de regreso a su domicilio en Albarellos.

«Si él fuese culpable yo sería la primera en aceptar la condena por que no habría nada que hacer pero es que mi hijo es inocente», asegura con rotundidad. Insiste en restarle fiabilidad a la mayoría de las pruebas que lo condenaron, señala que de las 91 huellas que se recogieron en el lugar del crimen, 56 eran del fallecido, pero de las 35 restantes «ninguna coincide con las de mi hijo y es que además era su amigo y a un amigo no se le mata», señala.

Niega que José Luis, al que se pretendió imputar la muerte de otro guardia civil, aunque fue absuelto, pudiera cometer un asesinato con tanto ensañamiento. Las irregularidades que Inés Barrosa enumera en todo el proceso judicial son aún más. Alude a un informe del Instituto Nacional de Toxicología «en el que se dice que no hay ADN de José Luis, ni siquira en los restos bajo las huellas de la víctima», reitera negándose a la resignación. Ahora solo espera que el gran esfuerzo realizado sirva para algo, el proceso se revise y su hijo pueda ser libre.