Nunca he sido muy del género de ciencia ficción, pero como toda máxima tiene su excepción, Blade Runner es una de mis películas de cabecera. El mundo que dibuja el visionario Ridley Scott para el 2019 no tiene muchas trazas de que vaya a cumplirse. De momento, los coches siguen pegados al asfalto y no viajan por autopistas aéreas. De los replicantes, esos personajes que pretendían acabar con el ser humano, tampoco. En esa fecha, de cumplirse los plazos previstos muy lejos de Nueva York, en Ourense, debería estar en pleno funcionamiento el tren de alta velocidad. Llegada esa fecha sabremos si la presentación que esta semana hizo el Concello de Ourense sobre la integración del AVE será real o simplemente un producto más del género de la ciencia ficción, a la que tan acostumbrados nos tienen los políticos en los últimos años.
En un vídeo que se puede ver en YouTube -nada existe si no está colgado en esta web de vídeos en línea- se habla de que el proyecto acabará con la fenda que existe entre el barrio de A Ponte y O Vinteún. Mientras no salgo de mi asombro al ver la recreación virtual que han hecho de esta zona de la ciudad, con un gran parque, cerca de mil viviendas y más de dos mil plazas de aparcamiento, me viene a la cabeza el pensionista de la plaza de A Marina, o al chaval que vive en la calle río Arnoia y que quiere ir a junto su colega del instituto que vive en la avenida de las Caldas. Ellos saben bien lo que es la famosa fenda que tan en boca está ahora. Ellos, al igual que hicieron muchas generaciones de vecinos de la zona norte de la ciudad, tienen que optar entre dar un rodeo de casi un kilómetro o cruzar hacia el puente por un paso subterráneo que da vergüenza, que huele a meos y marginación. Esa es la realidad en el 2010, pese a que hace cinco años ya nos prometieron algo parecido aunque más barato, que lo del miércoles. ¿Estaremos igual dentro de otros cinco años? Hagan sus apuestas.