El tiroteo que nunca se resolvió

Marta Vázquez Fernández
Marta Vázquez OURENSE/LA VOZ.

OURENSE

Dos años después de que un brigadista de Xunqueira recibiese cuatro disparos de alguien que lo asaltó tras tenderle una emboscada, el caso sigue siendo una incógnita

03 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Dos años después, el caso sigue siendo un quebradero de cabeza. Las piezas del puzle no han conseguido encajarse y hay un culpable que aún no ha sido detenido.

Lo que ocurrió en la madrugada del 23 de septiembre en el kilómetro 6,4 de la carretera OU-0111, en Xunqueira de Ambía, podría terminar por convertirse en un caso sin resolver pero ni los investigadores de la Guardia Civil ni las autoridades judiciales quieren que eso ocurra. Por eso, y tras un archivo provisional durante unos meses, el caso del trabajador de las brigadas forestales tiroteado durante una emboscada -no puede llamarse de otra forma a que alguien colocase troncos en la carretera para impedirle el paso y obligarlo a detenerse y después le disparase cuatro veces- ha vuelto a abrirse en el juzgado de instrucción número dos de Ourense. A la espera de que se reciban los resultados de algunas pruebas, todas las sospechas del equipo que se ha encargado del caso siguen centrándose, de momento solo como hipótesis, en un único sospechoso. Un compañero de trabajo de la víctima que podría haber tenido celos de él a causa de una mujer.

Ese sospechoso, José Miguel Martínez Campos, tenía coartada para la noche de autos pero los agentes nunca lo perdieron de vista porque tenían claro que quien había cometido el asalto era alguien muy cercano a la víctima. Alguien como un compañero de trabajo, que conocería sus horarios y rutinas y sabía que aquella noche, y a aquella hora, iba a pasar por aquel punto kilométrico de vuelta a su casa.

Graves imputaciones

Sin embargo, esas teorías nunca fueron probadas y a día de hoy lo único que existe es una orden judicial que prohíbe a José Miguel, que está imputado en el homicidio de sus padres y en las amenazas a otro compañero de trabajo, acercarse a Juan Carlos. El resto de la historia sigue formando parte de una de las investigaciones más complejas que se han afrontado en Ourense en los últimos años.

Lo que sí está claro es como ocurrió todo. El asaltante escogió una zona boscosa y sin iluminación y cortó la carretera utilizando ramas y troncos. Luego, con unos sacos, se hizo un apostadero y esperó a que su víctima se acercase. Cuando la vio llegar, aguardó a que se detuviese y solo entonces salió de su escondite. Con una pistola de calibre 6,35 le descerrajó cuatro tiros.