El Gobierno de Cameron prometió que Afganistán estaría en el centro de su política, promesa que ayer se hizo evidente con la presencia de tres ministros en Kabul. Pero a veces el mensaje puede ser polémico y contradictorio.
El ministro de Defensa, Liam Fox, abogó por adelantar la retirada de tropas y dijo que el Ejército británico no estaba para reparar la dañada sociedad afgana. «No somos ningún tipo de policía global, no estamos para educar en política a un país destrozado y del siglo XIII, estamos ahí solo para que los británicos y nuestros intereses globales no se vean amenazados», dijo Fox, de ala derecha del partido tory .
Ayer tuvo que matizar sus fuertes palabras cuando en presencia del ministro de Desarrollo Internacional, Andrew Mitchell, y del de Exteriores, William Hague, mostró su compromiso con la reconstrucción del país. Hague añadió que las tropas británicas se retirarán «cuando se alcance una conclusión satisfactoria, por lo tanto, sin fechas».