-También se habla del estraperlo que había en las minas.
-De hecho, lo más brutal del documental fue Manuela Valle, una de las últimas mineras que todavía estaban vivas. Había trabajado allí y contaba lo del estraperlo, que la gente vivía de eso, contaba los contactos con los guerrilleros... Era la supervivencia de la manada, que ella contaba pero que muchas otras personas no quisieron contar por miedo. Sí habló Manuela, que no pudo ver el documental porque se murió antes del estreno, pero a sus nietos le gustó mucho, porque reconocían que no sabían casi nada de toda la historia.
-¿Quedan cosas por contar sobre las minas de Valborraz?
-Estamos dándole vueltas porque queríamos hacer un proyecto de mujeres mineras que trabajaron allí. Hicimos un guión de ficción basándonos en Manuela Valle, pero todavía está en el cajón... Quizás algún día pueda abrirse, porque es una historia increíble.