Cine y arqueología, de estreno

Ruth Nóvoa ruth.novoa@lavoz.es

OURENSE

14 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Los primeros días del mes de enero son propicios para iniciar actividades pero también para retomarlas. Aquellas que ya forman parte de la dulce rutina reciben con el nuevo año un soplo de aire fresco, aunque solo sea por el cambio en las hojas del calendario. Precisamente ayer retomaba su actividad el Cineclube Padre Feijoo, con nuevos ciclos temáticos. El primero de ellos, organizado en colaboración con Cinebox Ourense, lleva el título de «Novas olladas ao cinema fantástico» y trae a las salas de la ciudad títulos inéditos, como el proyectado ayer: la película sueca Déjame entrar. En un momento en el que los vampiros están de moda, tanto en las librerías, como en los cines y las televisiones, disfrutaron de una revisión del género desde una perspectiva infantil y sin truculencia. Con esta historia sobre el acoso escolar, que el protagonista combate haciéndose amigo de una niña vampira, inicia el Cineclube Padre Feijoo un año muy especial: el de su cuarenta aniversario. Por delante, doce meses y, por supuesto, las celebraciones. Cita mensual. También ayer en el Museo Arqueolóxico se retomaba la buena costumbre de presentar la pieza del mes, un acto que pretende dar a conocer al público los tesoros que esconde la institución. El mes de enero en el Arqueolóxico es sinónimo, en esta ocasión, de una piedra castrexa calada, cuyas características desgranó ayer el director del museo, Francisco Fariña Busto.

Fue en 1973, durante una intervención arqueológica en Castromao, cuando se localizaron los diversos fragmentos de una pieza de granito identificada como una ventana aunque Francisco Fariña considera que la definición más adecuada sería la de roseta calada. Una pieza que, según el director del museo, confirma la riqueza del yacimiento de Castromao cincuenta años después de que se iniciara la excavación sistemática, como recuerda Fariña Busto, de la mano de Mariano García Rollán. Su tarea la continuarían Xesús Ferro e Xaquín Lorenzo, así como el propio Francisco Fariña junto a Alfredo Seara y Francisco Espino. En la actualidad, la tarea le corresponde a Luís Orero Grandal y a sus colaboradores.