Los grandes logros de Ana

OURENSE

Ana González es la única persona con discapacidad intelectual que ejerce como delegada sindical en la provincia de Ourense

15 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Ana González tiene veintisiete años y una vida intensa y dedicada al trabajo. Auxiliar administrativo, monitora de apoyo en clases de informática y delegada sindical de su empresa por UGT. Trabaja en horario de mañana y tarde, y, como ella misma reconoce, no para.

A su ajetreada vida laboral hay que sumarle un detalle: Ana es discapacitada intelectual y tiene enormes capacidades, entre ellas la claridad con la que ve sus posibilidades, no como un límite, sino como un potencial que hay que exprimir al máximo.

Ana es la única delegada sindical con discapacidad intelectual de la provincia de Ourense y una de las pocas que, desde otros sindicatos, ejercen en Galicia. Ana lo sabe: «Si me paro a pensar, da un poco de miedo, porque al principio, si no conozco el terreno me cuesta mucho, pero una vez que me adapto ya no tengo problema. Ser sindicalista es un derecho y también un deber, laboral y personal».

En el aspecto laboral, su faceta sindical implica conocerse al dedillo el estatuto de los trabajadores y estar al tanto de las posibles mejoras que puedan necesitar ella y sus compañeros: «Me preocupo de si el botiquín no está completo o si no está en el lugar en el que debiera o si hay algún problema en una escalera que pueda resultar un peligro y de otras cosas que se pueden mejorar».

Sus compañeros aseguran que Ana está en todo y que no hay cosa que se le escape ni detalle, por ínfimo que sea, que no deje de reivindicar. Ese es el derecho y el deber al que ella alude, pero en su faceta personal, la razón es otra: «Yo quiero crecer a nivel personal y aprender cada vez más, evolucionar y no estancarme».

Llamamiento social

Es un reto personal que, al mismo tiempo, pretende ser una llamada de atención: «La sociedad tiene que ver que la gente con discapacidad intelectual también puede tener este puesto, trabajar y hacer lo que sea. Se está demostrando que estamos trabajando y que, con un poco que pongamos todos, se puede».

Ana trabaja en el centro multiusos de Aspanas, asociación de la que es usuaria, a través de un centro especial de empleo creado por la entidad. Es consciente de que, fuera de ese ámbito, lo tendría muy difícil para acceder a un puesto de trabajo como el que ahora desempeña.

Por ello, considera que es importante que «las empresas y otros sectores se impliquen». Con razón, cree que las personas con discapacidad están a la altura: «Somos más constantes y valoramos mucho el hecho de tener trabajo. El caso es abrir una puerta, porque luego los demás solo tienen que pasar por ella. Y por eso es importante que la gente ayude».

Mientras, poco a poco, caen las últimas barreras, Ana asegura que ella seguirá trabajando y manteniendo su faceta sindical. De hecho, uno de su planes pasa por presentarse de nuevo a las siguientes elecciones: «En UGT me dijeron que estaban contentos de que una persona con discapacidad intelectual fuera sindicalista. La gente se ha ido dando cuenta de que nosotros podemos hacer cosas y de que tenemos nuestro lugar».