La Cruz Roja busca familias de acogida en la provincia para varios adolescentes

OURENSE

18 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La falta de familias de acogida para menores que no pueden vivir con las suyas es una constante. Hace unos meses, la Cruz Roja ourensana, que es quien gestiona el programa de acogida en convenio con la Xunta, alertaba de la necesidad de encontrar personas dispuestas a hacerse cargo de forma temporal de varios bebés.

Sin embargo, el problema actual lo plantean los adolescentes, cuya ubicación en familias de acogida resulta especialmente complicada precisamente por su edad. Según los responsables del programa de acogida de la Cruz Roja ourensana, los chicos más difíciles de colocar son los que se sitúan entre los doce y los diecisiete años.

Las familias que llevan varios años acogiendo a un menor asumen la adolescencia como algo natural, pero cuando se trata de acoger a un chaval en plena «edad difícil», sin haber tenido trato previamente con él, la cosa se complica.

Pocas personas parecen atreverse con estos jóvenes que, como alternativa a la falta de familias de acogida, y sin poder estar con la suya propia, deben residir en centros de menores.

Actualmente en esta situación se encuentran dos chicas de quince años y dos hermanos de once y doce, que cuentan además con la dificultad añadida de que lo que se pretende en su caso es que puedan ser acogidos de forma conjunta.

La parte positiva de la noticia es que quince adolescentes están residiendo ya con familias de acogida que garantizan su vida cotidiana. Doce de ellos fueron acogidos en lo que va de año.

Requisitos básicos

Para ser familia acogedora no hay que cumplir ningún requisito especial. Se integran en el banco de datos de la Cruz Roja familias con o sin hijos, de cualquier edad, solteros, parejas de hecho o casadas y, en general, todo el que tenga capacidad para hacerse cargo de un menor.

Todos reciben información detallada sobre la que será su labor, siempre con premisas muy claras: se trata siempre de acoger, no de adoptar, y por ese motivo hay que tener claro que se trata de una situación temporal en beneficio del menor, no para suplir ninguna carencia personal.

También conviene aclarar, para evitar suspicacias, que no se trata en ningún caso de menores conflictivos, sino de chicos que viven en centros de acogida porque sus familias biológicas, por un motivo u otro, no pueden o deben hacerse cargo de ellos.