La cruz venció a los infieles

La Voz

OURENSE

21 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El destino está escrito y es inalterable. Y ni los avatares políticos que han convulsionado la vida municipal de Rairiz de Veiga en los últimos meses han conseguido que su manifestación cultural más importante, la romería de A Saínza, se tuerza ni un ápice. Como viene sucediendo desde siempre, sin que la tradición se altere, en el combate de Mouros e Cristiáns los ganadores resultaron ser los que defendían las tradiciones occidentales al amparo del cristianismo y la cruz, frente a los «mouros infieis e arteiros» que enarbolan la bandera de la media luna.

La metereología se alió en esta ocasión con la romería de A Saínza y en el último de los tres días de actividades lució un sol espléndido que congregó en el campo donde se escenifica la batalla a miles de personas. Tras la procesión y la misa en el mismo campo, se daba comienzo a una batalla que el narrador recordó «que escenifica en enfrontamento entre dúas civilizacións»: las tropas cristianas amparadas «pola virxe da Mercé», por el apóstol Santiago y «pola nosa España e, sobre todo, pola sacrosanta relixión» y, enfrente, las huestes de «mouros infieis que as fan pola calada e que se moven silandeiros como toupas» y que aparecen como los instigadores de la contienda tras cometer «unha profanación moi grave» que no es otra que apoderarse del estandarte de la virgen.

«Se guerra queredes...»

La escenificación de la batalla de Mouros e Cristiáns siguió el desarrollo tradicional que se ha consolidado en los últimos años: afrenta de los «mouros», batalla dialéctica entre los capitanes por la titularidad de la plaza y la contienda entre los ejércitos tras el ya mítico: «¡E se guerra queredes, guerra teredes!». Como no podía ser menos, el ejército abanderado de la moral y las tradiciones de occidente liberó la fortaleza y reemplazó la bandera roja con la media luna blanca por el estandarte con la cruz. Mientras los asistentes aplaudían la gesta.