Una Confederación Hidrográfica de jefatura gallega

Marta Factor

OURENSE

06 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Un pequeño autobús, muchos periodistas y curvas, curvas y más curvas. Eso fue lo que ayer preparó el BNG para realizar una rueda de prensa en el mismo lugar de la noticia. Tras media hora sin aire acondicionado y con algunos mareos, tres representantes del partido explicaron las iniciativas que presentarán para paralizar las obras de Iberdrola en el río Sil.

Xosé Pérez Bouza, senador, explicaba: «Demandaremos que a Confederación Hidrográfica do Miño-Sil pase a depender do goberno Galego pola absoluta insensibilidade do Estado cos ríos galegos». Las quejas sobre la situación, a la que califican de «atentado medioambiental» se basan en el impacto que supondrá para la zona, no solo en cuanto a los daños medioambientales, sino a la pérdida de turismo que repercutirá en la economía. «A Unesco non se plantexa nin sequera contar coa Ribeira Sacra como patrimonio da humanidade mentres continúen así as cousas», dijo la diputada del Parlamento gallego, Isabel Sánchez.

Además de la paralización de la obra, exigen una mayor sensibilización a la Xunta. «Menos abrazos co presidente de Iberdrola e máis sensibilidade cos ríos galegos», decía Pérez Bouza. Hoy mismo, el senador nacionalista llevará ante la fiscalía su denuncia oficialmente.

En el plano europeo, Ana Miranda defendía la posición de lucha «para manter intacto un lugar único en Europa, como é a Ribeira Sacra». La diputada en el Parlamento europeo continuó: «Presentarei en Bruselas unha moción para demostrar que esto está en contra da lexislación comunitaria Rede Natura 2000». Xan Carlos Fernández, el representante de Adega, también presente, dijo: «A Xunta di que esto ten pouco impacto ambiental e é mentira, está a vista de todos». Entre declaración y declaración, pasaban camiones y más camiones de la obra fluvial. Los nacionalistas se echaban las manos a la cabeza. «¡Qué forte, qué forte!», era una de las coletillas de Ana Miranda. De vuelta a la capital siguieron los comentarios, políticos por supuesto, y, también los mareos.