Condenado por llevarse cuatro toneladas de material ferroviario de las obras de unas vías del tren

La Voz

OURENSE

24 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Nada menos que cuatro mil quinientos kilos de material ferroviario que se encontraba en las instalaciones próximas a la estación de tren de Taboadela, logró llevarse un acusado que ha sido ahora condenado por el Juzgado de lo Penal número dos de Ourense.

No han trascendido los detalles relativos a como pudo Antonio G. M., de 37 años, hacerse con esa importante cantidad de material aunque todo apunta a que necesitó más de un día para poder cargar, y posteriormente transportar, una partida de material compuesta por 2.700 placas de asiento, 584 placas de junta, 388 bridas, 9.160 tirafondos y 640 tornillos brida.

Todos estos componentes procedían de los trabajos de remodelación de las vías ferroviarias que la empresa administradora de infraestructuras ferroviarias, ADIF, estaba realizando por aquellas fechas en un tramo de ochocientos metros.

Según se calculó en su momento, todo aquel material tenía un peso superior a las cuatro toneladas y alcanzaba un valor económico de 6.301,96 euros.

Reconoció los hechos

Ahora, tras celebrarse el juicio por esta causa, queda probado que fue Antonio G. M. quien cometió los hechos, por lo que se le impone una condena de doce meses de prisión. Se da la circunstancia de que fue él mismo quien, durante la vista oral, reconoció los cargos.

Se ha tenido en cuenta además para valorar los hechos, que parte del material que desapareció de las obras ferroviarias de la estación de Taboadela, fue hallado a primeros del mes de junio del 2007 -apenas un mes después de los hecho- en el poblado gitano de A Fontela, situado en Maside. Hay constancia de que las autoridades policiales hallaron en ese poblado parte de la carga, cuyo valor se situó en algo más de dos mil euros.

Recoge ahora la sentencia por el caso, inusual en los juzgados por la magnitud del material que fue sustraído, que fue el acusado la persona que se encargó de transportar ese material hasta el poblado gitano, «con el fin de proceder posteriormente a su venta» y obtener de esa forma un beneficio económico.

Indemnización al ADIF

Pese a que en un primer momento los hechos fueron calificados como un delito de hurto, finalmente las partes acordaron condenar al imputado por el delito de receptación, imponiéndole una condena de doce meses de reclusión penitenciaria.

Además, el procesado se verá obligado a indemnizar a la empresa administradora de las vías del tren, el ADIF, con el dinero del material que desapareció y que no fue encontrado en el poblado. Esa indemnización ha sido fijada en 4.281 euros que deberían salir del bolsillo del acusado.