Lamentan la «ceguera» del BNG al prohibir un acto de comercio justo

OURENSE

10 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La decisión del BNG, articulada a través de la concellería de Comercio del Concello de Ourense, de prohibir el mercado de productos naturales en la calle el Día Internacional del Comercio Justo fue la nota discordante de la celebración. Los colectivos Amarante, Sindicato Labrego Galego y Verdegaia señalaron ayer que el acuerdo municipal «supón unha afrenta aos intereses das labregas e labregos pero reforza a nosa convicción de que a cegueira institucional non pode ser unha barreira para o traballo de cara a un comercio con xustiza». Y es que las barreras se van tirando poco a poco. El comercio justo hace pocos años era una rareza, pero, poco a poco, con el paso del tiempo y una buena dosis de información proporcionada por las oenegés implicadas, se ha convertido en una alternativa en alza.

Quienes consumen productos de comercio justo saben que en la recolección o elaboración de estos artículos no han intervenido menores en situación de explotación y que los alimentos son de alta calidad, ajustándose en muchos casos a los criterios de la agricultura ecológica.

Tal vez por todos estos motivos, el comercio justo ourensano resiste los embates de la crisis. La ciudad de As Burgas cuenta con dos de estas tiendas, gestionadas por las oenegés Solidariedade Internacional y Amarante. Ambas entidades aseguran que el comercio en sus locales se mantiene estable. La tienda de Solidariedade Internacional, con cinco años de trayectoria, incluso registra un leve aumento de clientes, «dentro da modestia na que se moven as ventas do comercio xusto», apunta su responsable, Natalia Pérez. La tienda de Amarante, en palabras de Víctor Barros, «tivo unha primeira campaña de Nadal espectacular que puxo o listón moi alto».

En ambos casos, y en vista de cómo está afectando la crisis al sector comercial ourensano, el balance es muy positivo, ya que, en líneas generales, la tendencia es mantenerse.

Perfil del cliente

Las motivaciones para consumir productos de comercio justo son muy variadas, aunque la más obvia es una cuestión de conciencia. Según Víctor Barro, de Amarante, «o perfil do cliente é o de unha persoa sensible, cunha idea profunda do que é o consumo responsable e con conciencia ecolóxica e de xustiza social».

Pero este no es un perfil cerrado. De hecho, del militante de movimientos ecologistas o a favor del desarrollo social sostenible e igualitario se pasó a segmentos de la población, en principio, no vinculados a ninguna corriente ideológica.

Natalia Pérez explica que «ven moita xente maior polos cafés ou as infusións ou por chocolates. Tamén hai moita xente moza. realmente é unha clientela heteroxénea que crece grazas ó boca a boca. Notamos que ven xente que ata o de agora non viña».

En cuanto a la creencia de que los productos de comercio justo son más caros que los del comercio convencional, ambas entidades aseguran que es, en el peor de los casos, cuestión de céntimos: «Si os comparamos cos que se venden nos súper ou en tendas bío, a diferencia é mínima».