Quintela de Leirado en el camino de Damasco

Jesús Manuel García

OURENSE

La diócesis celebró en esta parroquia la fiesta de la Conversión de San Pablo

25 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Quintela de Leirado vivió ayer un acto solemne y central en el Año Jubilar de San Pablo. Allí está la única parroquia diocesana dedicada a este apóstol y allí se celebró la fiesta de la Conversión de Saulo, aunque el día propio es hoy, con otra gran celebración en la Catedral. Minutos antes del mediodía, en la capilla del Carmen, arriba, en el pueblo, se revestían el obispo y 35 sacerdotes más. Sobre las lápidas del cementerio, varias macetas tiradas por el vendaval nocturno. «E menos mal que veu a luz, que estivemos sen ela desde o venres», decía un paisano.

Desde allí salió la procesión litúrgica con los fieles y la Banda de Música de Celanova. El recorrido terminaba en la iglesia parroquial, un pequeño templo escondido entre viejas casas. Por momentos salía el sol y en otros instantes lloviznaba. Sacerdotes y fieles se fueron colocando en el interior, donde se habían retirado los bancos. Esta iglesia es muy sencilla, pero tiene un ábside cuadrado cubierto por bóveda de crucería y un interesante retablo de piedra.

A un lado, un pequeño punto de venta de postales, libros, pulseras con motivos paulinos. El párroco, José López Gil, les dio la bienvenida a esta «tierra de encuentro, geografía de perdón». La comunidad parroquial hizo un gran esfuerzo por mejorar este templo.

Justo antes de empezar la misa, se fue la luz, para volver al rato y aguantar hasta la consagración, en que falló de nuevo por no más de tres minutos. El obispo, Luis Quintero, fue breve en su homilía en la que destacó que estamos celebrando el bimilenario de San Pablo y que la de Quintela de Leirado «es una parroquia privilegiada este año, en la celebración del día en que Dios cambió la vida de Saulo», dijo, quien pasó de inmediato a anunciar el evangelio al mundo grecorromano. Quinteiro manifestó que los cristianos «no podemos recluirnos en nuestra individualidad».

La Banda de Celanova interpretó la misa de Perossi en latín, aportando grandeza al acto litúrgico, lo que deja ver el poso cultural y musical que subyace en la Terra de Celanova. De un vano lateral del presbiterio descendía en diagonal un haz de luz en el cual el humo del incienso, con el fondo pétreo del retablo, parecía competir por hacerse arte. Ayer se estaba celebrando, al igual que sucederá hoy en la Catedral al mediodía, el hecho misterioso que le sucedió, según las crónicas, a aquel judío de ciudadanía romana que perseguía con decisión a los seguidores de Jesús. Yendo hacia Damasco, fue derribado del caballo por un resplandor que vieron quienes le acompañaban, aunque sólo él, así lo escribió, escuchó la voz que le anunciaba un cambio radical. Pablo dijo que era el mismo Jesús. Desde ese instate aquel perseguidor cruel pasó a convertirse en el último apóstol de Jesús y a ser un pilar de la Iglesia. Tras la ceremonia, se cantó el himno y rezaron las oraciones propias de la indulgencia jubilar. «Aquí pueden venir fieles de todo el mundo a ganar el jubileo», señaló Quinteiro.