Los negocios de Bedoya anuncian pérdidas del 30% por cortarse la calle

OURENSE

30 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Indignados y sorprendidos. Así amanecieron ayer los vecinos y comerciantes de la céntrica calle Bedoya al comprobar que el inicio de las obras supondrá el cierre integral al tráfico durante los próximos cuatro meses del vial -el primer tramo entre el parque de San Lázaro y Valle Inclán estará un mes y medio cerrado-. Según expusieron ayer, el proyecto que ahora va a desarrollar la Tenencia de Alcaldía en poco se parece al que le presentaron en la reunión informativa previa al comienzo de la intervención: «Cierran la calle a cal y canto y nos colocan una valla de 1,60 metros. Esto supone aislar completamente los comercios ahora que empieza la época fuerte de ventas», explicó Gloria Ávila, propietaria de la Confitería Miguel y portavoz de una decena de negocios de la calle Bedoya.

El sellado de la calle traerá, según los comerciantes, graves consecuencias económicas para los negocios. Las previsiones basadas en la experiencia de las obras del parque de San Lázaro apuntan a un descenso de un 30% en las ventas. «En Ourense existe una cultura de ir a todos los sitios en coche y eso lo vamos a notar en nuestra clientela», indicó Marcos Lastra, propietario del quiosco Tess. Más pesimista fue Gloria Ávila: «Será peor que cuando se cortó el parque, porque quedamos más incomunicados y también hay que tener en cuenta la crisis que sufrimos». Ante el malestar vecinal, que fue creciendo a medida que avanzaba la instalación de las medidas de protección, el teniente de alcalde, Alexandre Sánchez Vidal, y el edil de Infraestructuras, Andrés García Mata, decidieron acudir a Bedoya a media mañana para reunirse con los afectados. En el encuentro recibieron las quejas y las críticas por la decisión de cortar completamente el tráfico, mientras que ambos políticos atribuyeron el malestar a una «falta de comunicación».

La decisión de la Tenencia de Alcaldía de modificar la idea inicial de dejar un carril abierto se tomó después de que a las obras de humanización se sumase la renovación de la red de abastecimiento y saneamiento que, indicó García Mata, está «moi deteriorada».