Risa y llanto en el regreso al colegio

OURENSE

Aunque hoy se inician de forma oficial las clases, miles de niños ourensanos tuvieron ayer la primera toma de contacto con las que serán sus aulas

12 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

A las once de la mañana en un instante soleado -tras una intensa lluvia-, las cosas se ven de otra manera. Quizás fue por eso que algunos centros educativos marcaron esa hora como la mejor para recibir a sus alumnos: a los nuevos y a los que regresan tras unas intensas vacaciones. En el colegio Curros Enríquez de la capital los hubo madrugadores, los que veinte minutos antes ya correteaban por las instalaciones. Otros, perezosos y abrumados, se abrazaban con fuerza a sus padres -en gran mayoría madres- que no quisieron perderse un acontecimiento tan importante en la vida de un niños, sobre todo de aquellos que ayer tomaron por primera vez contacto con el mundo escolar.

En total fueron 18.471 los niños de educación Infantil (6.067), Primaria (12.340) y Educación Especial (64) de la provincia ourensana los que ayer tuvieron su primer encuentro con un curso que se inicia de forma oficial en la jornada de hoy, con la presencia en la capital del presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, concretamente en el colegio de A Ponte.

Y si los niños son verdaderos protagonistas de la jornada, sus padres también copan parte de la información. Algunos buscaban de forma desesperada a la encargada del comedor para entregarle los últimos papeles o las aulas concretas de cada uno de sus hijos, en un correr que recordaba por momentos la apertura en las grandes rebajas en los centros comerciales. Mientras, los más pequeños -tímidamente y sin saber muy bien para qué- se acomodaban en aulas que les daban a la entrada la bienvenida, junto a sus madres.

Un repunte en educación Infantil llenará de más niños las aulas ourensanas aunque en el curso que se inicia hay algunos colegios que ya no albergarán más bullicio de patio de escuela. Son los de las localidades de Lobeira, Beade (escuela unitaria) y Chandrexa de Queixa que han cerrado sus puertas este año por culpa del despoblamiento del rural y del éxodo, por lo tanto, de los niños.

Hoy les tocará acudir solos. Tendrán que presentarse sin sus padres a las aulas. Será el turno de cambiarlos por los compañeros. Aunque serán muchos los llantos nacidos del desarraigo de los más pequeños, pronto se olvidarán.