Acisclo Manzano entra en la Academia de Belas Artes con el recuerdo de Quessada

OURENSE

27 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Seguramente porque así es su carácter, Acisclo Manzano fue el que más de media hora antes de la hora marcada para la ceremonia ya se encontraba en el Mosteiro de Oseira esperando por sus amigos y familiares, que en gran cantidad acudieron a apoyarle en un día que seguramente tardará en olvidar. Desde ayer Manzano hace el número tres de los ourensanos que ocupan un cargo en la Real Academia Galega de Belas Artes -Senén Pousa y Buciños son los otros dos-. A pesar del frío parecía no existir mejor lugar que el monasterio de Oseira para tal acto. En el claustro y fuera de él los saludos se repetían. Abrazos de gente que hacía mucho tiempo que no se veía o simplemente los más protocolarios, propios de un acto como el que se celebró en la tarde de ayer.

Los miembros de la Real Academia Galega de Belas Artes Nuestra Señora del Rosario (con la medalla sobre el cuello) y los monjes presidieron un acto al que no faltaron autoridades provinciales como el presidente de la Diputación, José Luis Baltar, el subdelegado del Gobierno, Camilo Ocampo, o el delegado de Cultura, Xosé Calor Sierra, entre otros. Pero fueron los familiares y amigos los que estuvieron más próximos al artista, aunque lejos a la hora de los actos más protocolarios. Acisclo Manzano, muy emocionado (sufriendo algún problema con el micrófono, que desvió en más de una ocasión la lectura) perdió la voz en varios momentos de la ceremonia sobre todo en el que recordó la figura de su gran amigo y recientemente fallecido Xaime Quessada.

Recuerdos ourensanos

Pero antes recordó a maestros escultores de todos los tiempos. Maestro Mateo, Francisco de Moure, Francisco Asorey o Antonio Failde, entre otros. Pidió perdón a los contemporáneos que no nombró, simplemente por el hecho de que podría olvidarse de alguno de ellos. «Espero estar a la altura de lo que la academia espera de mi. A partir de ahora colaboraré en el cuidado del patrimonio artístico de Galicia», subrayó Manzano Freire. El académico ourensano Felipe Senén fue el encargado de leer el discurso de entrada de Acisclo Manzano en la academia. Un extenso texto en el que repasó la vida cultural del Ourense de los años sesenta y setenta, en un hilo conductor que tenía a Manzano como protagonista.

«As raicerias de Acisclo Manzano Freire están na ourensana rúa de Cervantes, no barrio popular da Barreira, entre o vello Ourense e o ensanche, por onde se movían seminaristas militares, vellos, nenos, escolares e as pirujas », inició el discurso el carballiñés. Recordó a Vicente Risco, a la taberna de Tucho «á que se lle daría o nome rebelde de Volter», a Antonio Failde y a su escuela o a Aurelio, «o mudo, que enseñaba modelado en xeso». Salieron a la palestra otros nombres como Prego de Oliver, Virxilio el padre Evaristo o el maestro constructor Adolfo Otero. Senén se paró en la figura del homenajeado. « Acisclo sabe o que quere representar e facer, onde e cando compre parar de torcer o escorzo, de pregar, de modelar, apretar, labrar, puir ou grafitear na busca dos contrastes de luz e sombra (...) A obra de Acisclo segue ritmos da natureza, os da música de jazz, vaise facendo a pulos creativos, improvisación que require longas vivencias, aprendizaxe e o fardel cheo de herdos», comenta. Pousa puntualiza que Manzano fue un joven de su tiempo, que es el mismo que el de Dylan, los Beatles o Paco Ibáñez. La figura de Xaime Quessada estuvo muy presente a lo largo de todo el acto no solo en el pensamiento y palabra de Acisclo Manzano sino también de los académicos. Senén Pousa recordó la creación de la plataforma de la palabra como un arma cargada de futuro que pusieron en marcha Manzano, Quessada, entre otros. «Quessada e Acisclo téñeno feito e demostrado con xenialidade, solidarios e sempre abondosamente xenerosos», subrayó para finalizar diciendo: «reivindicamos a recuperación das lembranzas, do espíritu piratón, rebelde e creador de O Volter, esa parte de Quessada, xa na Luzena celeste, na outra bandas de Trasmundo que se atreveu e pintou Laxeiro. Desde ayer Acisclo da un paso más en el mundo de la cultura, pero en el que habla de nombramientos, porque ya ha demostrado a través de su obra que su valía artística no necesita de medallas, simplemente del cariño, respeto y aprecio de sus amigos.