Los presidentes de las diputaciones de Ourense y Lugo escenificaron ayer en el parador de Santo Estevo de Ribas de Sil, en el municipio de Nogueira de Ramuín, la ansiada y esperada reunión para sentar las bases de lo que será en el futuro la colaboración de las dos instituciones con un objetivo común: dinamizar el interior de Galicia y, de forma preferente, aquellas zonas o comarcas en las que poseen intereses comunes, de forma destacada la Ribeira Sacra.
La de Santo Estevo fue una cita con un objetivo preferente: mantener el primer encuentro cara a cara entre José Luis Baltar Pumar y José Ramón Gómez Besteiro y establecer las bases para una relación y colaboración que nunca tuvo su momento en tiempos pasados, como reconocía Baltar recientemente. Los dos presidentes provinciales anunciaron tras la reunión que las diputaciones de Lugo y Ourense desarrollarán proyectos conjuntos en materia de turismo, medio ambiente e innovación y que, de cara al futuro, se espera poner en marcha propuestas concretas para acceder a las ayudas de los fondos europeos. El único acuerdo concreto constata una realidad: que no existen dos ribeiras sacras y que en el futuro se desarrollarán campañas conjuntas para que redunden en beneficio de las dos provincias.
Comisión de seguimiento
En la rueda de prensa posterior al encuentro José Ramón Gómez Besteiro, presidente de la Diputación de Lugo, incidió en la necesidad de respaldar desde las diputaciones todas las iniciativas y proyectos de los concellos de las comarcas limítrofes, ya que de esta manera se contribuirá al desarrollo de las dos provincias al sumar esfuerzos. José Luis Baltar reconocía que se había dado un importante paso al mantener la entrevista y coincidir los planteamientos «a pesar das diferencias políticas ou ideolóxicas» y se mostraba partidario de «crear no futuro unha comisión de seguimento e establecer unha periodicidade para ir comprobando como se desenvolven os proxectos e se se van cumprindo os obxectivos».
La reunión entre los presidentes de las diputaciones se desarrolló en el parador de Santo Estevo y fue fruto de las conversaciones mantenidas tras el conflicto surgido en el verano con el catamarán y la coincidencia a la hora de apostar por la colaboración interprovincial.