La provincia registró siete focos de fuegos en cuatro parroquias

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Guimarei hace balance de los daños ocasionados por el incendio En A Bola estaban activos al mismo tiempo tres puntos a los que acudieron varias brigadas

23 jul 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

?os fuegos forestales siguen asolando la provincia de Ourense. Después de una noche de intenso trabajo en la parroquia de Guimarei, en Monterrei, los equipos de extinción de incendios centraron ayer sus esfuerzos en sofocar numerosos focos que se registraron en diversos puntos de la provincia con pocas horas de diferencia. El primero de todos fue el de Boborás. Entre las parroquias de Feás y Cameixa un incendio forestal que comenzó a media mañana desplazó hasta la zona a siete cuadrillas, cuatro vehículos motobomba, tres aviones ligeros y un helicóptero del servicio de extinción de incendios. El fuego afectó a zonas de monte raso, pinares y bosques autóctonos aunque a media tarde ya había quedado controlado. Lejos de ese punto, en la comarca de A Bola, tres incendios registrados casi al mismo tiempo -aunque dos de ellos de escasa intensidad- mantuvieron en vilo tanto a los vecinos de la zona como a los medios de extinción, que se desplazaron hasta los puntos para sofocar las llamas. Rairiz de Veiga y Maceda fueron las otras dos localidades en cuyos montes también tuvieron lugar varios incendios durante la mañana y la tarde de ayer. En el primero de ellos, que afectó a los montes de Zapeaus, trabajaron dos avionetas de carga en tierra, dos helicópteros y varias brigadas. A media tarde el único fuego activo afectaba a una parroquia del ayuntamiento de Baños de Molgas. Mientras tanto, los vecinos de la aldea de Guimarei, en Monterrei, seguían ayer contando los daños causados por el importante incendio que sufrieron en la tarde de noche del viernes, que a primera hora de la mañana de ayer ya había quedado extinguido. Consecuencias La tercera planta y el tejado de una casa quedaron asolados por el incendio, que también arrasó dos pajares con estructuras de bloques de cemento en cuyo interior había paja almacenada. Las ventanas de la vieja panadería de la aldea también quedaron seriamente afectadas debido a las altísimas temperaturas del incendio. La cercanía del fuego obligó a los vecinos a salir de sus casas para tratar de sofocar unas llamas que no pudieron ser controladas por los equipos de extinción hasta cerca de la medianoche. Las vías de comunicación también se vieron afectadas y varios nueve kilómetros de la N-525 a su paso por la villa tuvieron que se cortados al tráfico rodado, que se desvió por la A-52. Se calcula que más de 30 hectáreas de monte arbolado quedaron arrasadas.