Los romanos tomaron Xinzo

REDACCIÓN OURENSE

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La primera edición de la Festa do Esquecemento llegó ayer a su fin con el paso del río Lethes por las tropas de la legión Como el que avisa no es traidor, las legiones romanas que el sábado desfilaron por Ourense y fueron recibidas por las autoridades locales, atravesaron ayer el río Lethes y se instalaron en Xinzo. Hacía fresquito y un airecillo tenso avecinaba el fin del verano, pero los bien pertrechados legionarios pasaron el río a zancadas y a risotadas y aclamaron a Xunio Brutus como Gallaecus. Después de llenar bien el gaznate los conquistadores se enfrascaron con los celtas en juegos y ritos populares. La primera edición de la Festa do Esquecemento ideada por un grupo de limianos finalizó, ya de noche, con una subasta de esclavos.

19 ago 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

La asociación cultural Civitas Limicorum echó la casa por la ventana -con las aportaciones de Diputación y Cámara de Comercio, entre otros organismos provinciales- para la celebración de la primera edificón de la Festa do Esquecemento que simboliza la llegada de los romanos a las tierras de A Limia tras curzar el río del mismo nombre que para los romanos simbolizaba el olvido. Ayer, algo más de un centenar de limianos -sólo una pequeña parte ataviados de romanos- revivieron este episodio. Al frente, el que fuera alcalde de Xinzo, Isaac Vila, ataviado de emperador y custodiando sus tropas. Circo y campamento La noche del sábado había sido ya espectacular. Una compañía de teatro alicantino había puesto en escena una pulcra representación de un circo romano. Eso sí, los más cómodos hubieron de pagar entrada de 500 pesetas por asiento. Pero en donde estuvo el foco de atracción de los tres días de fiesta fue en el parque de O Toural. Allí, en las tiendas de campaña instaladas con la ambición de campamento romano, los limianos afiliados a esta causa de la Festa do Esquecemento se dejaron las horas cantando, comiendo, bebiendo y suspirando por la conquista romana de A Limia. Pero como todo llega a su fin, a media tarde de ayer comenzó la cuenta atrás. Ya la legión de las fuerzas de choque extraordinarii de Cartagena habían izado en O Toural la bandera al grito preciso de ¡Viva Cartagena! minutos antes de que las tropas cruzaran el río. Celtas y romanos confraternizaron a última hora en una cena campesetre a base de tan singulares productos como pulpo, empanada, pan y vino mientras la compañía Danzón amenizaba el ágape. Con el estómago lleno, los romanos procedieron a la subasta de esclavos con el muy noble propósito de recaudar fondos para el asilo Santa Mariña de Xinzo. La subasta, desarrollada naturalmente en clave de humor, fue transmitida por megafonía a un público ya exhausto por tanto derroche festivo.