Resistencia a los antibióticos, reto sanitario y económico del siglo XXI

José L. Balcázar INVESTIGADOR SÉNIOR. INSTITUT CATALÀ DE RECERCA DE AIGUA (ICRA-CERCA), UNIVERSITAT DE GIRONA

OPINIÓN

ALBERTO LOPEZ

13 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La resistencia a los antibióticos ya no es un problema limitado a los hospitales. Es una amenaza global con un coste humano y económico en constante aumento. Los últimos informes del Center for Global Development advierten que, si no se actúa con urgencia, esta crisis podría suponer cerca de dos billones de dólares anuales para la economía mundial en el 2050. No hablamos únicamente de más muertes, sino de un impacto profundo en la productividad, el comercio y la estabilidad de los sistemas sanitarios. Invertir ahora en frenar su avance es una decisión estratégica para garantizar la sostenibilidad económica y social.

Las cifras actuales resultan alarmantes. Más de 66.000 millones de dólares en costes directos anuales se deben a infecciones resistentes, y esta cantidad podría duplicarse en los próximos 25 años si no cambiamos el rumbo. Además, la Organización Mundial de la Salud calcula que la resistencia antimicrobiana podría reducir entre un 1 y un 3,4 % el PIB global antes del 2030. Un lastre que afectará tanto a países de rentas bajas como a economías avanzadas, incluidas las europeas.

España tampoco escapa a este desafío. En mayo del 2025, el Gobierno presentó el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos 2025-2027, que refuerza la estrategia One Health, una visión conjunta de salud humana, animal y ambiental. El plan pretende mejorar la vigilancia, fomentar el uso responsable de los antibióticos, reforzar la prevención de infecciones y estimular la investigación. Entre las medidas previstas se encuentran la digitalización del seguimiento del consumo veterinario, la integración de datos en tiempo real y campañas para reducir el uso inapropiado en atención primaria.

Los avances logrados hasta ahora son parciales. El consumo de antibióticos veterinarios ha descendido de forma notable y en salud humana se aprecia una reducción moderada. Sin embargo, persisten diferencias entre comunidades y hospitales. Expertos advierten de que, sin financiación estable y sin indicadores públicos que midan resultados, los progresos corren el riesgo de estancarse. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios advierte que solo la continuidad y la coordinación entre todos los niveles garantizarán el éxito de estas medidas.

La resistencia a los antibióticos es un enemigo silencioso. No provoca titulares como una pandemia repentina, pero debilita día a día la eficacia de la medicina moderna. Afecta a operaciones rutinarias, tratamientos oncológicos y trasplantes. Afrontar este reto exige combinar medidas básicas, como higiene, vacunación, diagnósticos rápidos y prescripción adecuada, con inversiones en innovación y nuevas terapias.

España tiene la posibilidad de situarse entre los países que toman en serio esta amenaza. No por prestigio, sino por necesidad. Cada infección resistente que se previene salva vidas, reduce costes y protege recursos sanitarios. Combatir a las bacterias resistentes es también invertir en la resiliencia económica y social del país.