Carlota se enrolla que te cagas

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

EUROPA PRESS | EUROPAPRESS

18 jun 2025 . Actualizado a las 12:31 h.

Hay un modelo de gafas de sol que parecen como las demás pero llevan incorporada cámara de foto y vídeo y un micrófono y un auricular para escuchar y hablar con el más absoluto disimulo. Tú puedes ir por la calle con tus Ray-Ban Wayfarer Meta suponiéndote un Tom Cruise y las gafas refuerzan tanto la ficción que puedes grabar al primero que te cruces sin que la víctima observe más que a un tipo con unos anteojos molones. Es una sensación muy extraña que alguien enchufe una grabadora que tú no ves y registre tus palabras sin advertírtelo. Siempre hay una intención en el apaño y siempre deja al engatusado con una sensación fea, como de forzamiento de algo íntimo, aunque lo que te hayan grabado sea puro algodón y no la bazofia que memorizó Koldo.

Sabíamos que lo de registrar las palabras de todo quisqui es una afición de gente que se pasea con competencia por las alcantarillas en las que, por cierto, siempre hay un ramal que conecta con el poder político o con el periodístico, pero con la tecnología al servicio del fisgón que todos llevamos dentro puede que ahora nos dé por registrar audios a diestra y siniestra. La misión requiere determinar primero un objetivo, establecer qué se quiere conseguir con esos audios. No está muy claro lo que quería Koldo cuando empezó a grabar a sus compinches, ni está clara tampoco la validez procesal de esos asientos sonoros, realizados sin garantías ni orden judicial. Pero para lo que nos ocupa da un poco igual, porque lo que deslumbra es escuchar el crujido desolador de la realidad cuando quienes la protagonizan desbarran en una intimidad que suponen blindada. Ahí aparecen los «Carlota se enrolla que te cagas», que dan cuenta exacta de quiénes son de verdad algunos cuando las cámaras se apagan. A partir de ahora, cuidado con las gafas.