«La seguridad vial es un fracaso estructural, y no porque falten radares»

OPINIÓN

GUARDIA CIVIL | EFE

13 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Las curvas y los muertos

Soy conductor, ciudadano, víctima y testigo de demasiadas curvas mal tomadas por parte de la sociedad. Así que, a quien le corresponda, a todos aquellos que ocupan un cargo pero no un compromiso: esta carta no es para los muertos; es para los vivos. Para los que siguen firmando estadísticas como si fueran méritos.

Para los que maquillan los datos de la Semana Santa como si «menos muertos» fuera una victoria. Veintiséis vidas perdidas. En solo unos días. Veintiséis familias que no celebrarán más que el duelo. Y aquí… Aquí seguimos midiendo el éxito con calculadoras y comparativas del año pasado. Como si no hubiera fracaso detrás de cada féretro. Como si no hubiera responsabilidades.

Seamos claros: la seguridad vial es un fracaso estructural. No porque falten radares. No porque no haya campañas con música triste. Es un fracaso porque no hay una estrategia profunda, real, valiente y transformadora. Se renuevan cargos, pero no ideas. Cambian nombres, pero no prioridades. Porque siguen tratando esto como un problema de velocidad, cuando en realidad es un problema de valores.

¿Qué educación vial estamos dando? ¿Dónde está la cultura del respeto, de la empatía, de la responsabilidad al volante? Si un niño crece viendo a su padre insultar a todo el mundo desde el coche, saltarse semáforos, usar el móvil o aparcar sobre un paso de cebra, ¿qué le vamos a exigir después, cuando cumpla los 18? La educación vial empieza en la infancia. Y no con una charla de la policía en 3º de primaria.

Con una actitud transversal en las escuelas, en casa, en los medios, en los barrios. Y lo sabemos. Pero preferimos comprar más radares. Y si hablamos de castigo, seamos claros también: necesitamos una condena social a quien se salta las normas. Incluso si no provoca un siniestro.

Porque el que circula sin cinturón, a 160 por hora, con el móvil en la mano y un cubata en la sangre, aunque «no haya matado a nadie», está jugando a la ruleta rusa con vidas ajenas.

Y eso, señorías, merece un castigo ejemplar. No solo puntos. No solo multas. Una reacción pública. Una denuncia clara. Y una reforma legal si hace falta. Porque mientras haya más miedo al radar que a matar seguiremos como estamos. Debemos liderar un cambio. Pero si no se hace, lo haremos nosotros. Desde las asociaciones. Desde la educación, aunque no debería ser así. Porque no queremos más cifras.

Queremos vidas. Porque no queremos más campañas. Queremos coherencia. Y porque no queremos más excusas. Queremos soluciones.

Ya no escribimos para pedir. Escribimos para exigir. Porque cada vez que se falla, alguien muere. Y si eso no nos quita el sueño, quizá es hora de profundizar y cambiar sin miedos, con valentía y sin complejos. David Landazábal.

Ourense y sus descuidadas termas

Me llamo Lois y soy estudiante de segundo de la ESO en el colegio Divina Pastora de Ourense. Recientemente tuve la oportunidad de visitar las termas de Ourense junto a mis padres, una experiencia que esperaba disfrutar, pero que me dejó más preocupado que relajado.

Las termas de pago, que deberían ofrecer un buen servicio, presentaban un estado de deterioro alarmante: algunos azulejos de la piscina de chorros estaban desconchados, el baño de vapor estaba apagado, etcétera. El mantenimiento parece deficiente y la sensación general era de abandono.

De camino a Outariz observé que muchas de las termas públicas, que deberían estar al servicio de todos los ciudadanos, se encontraban casi vacías; apenas dos de ellas contenían agua y estaban abarrotadas de turistas.

Es triste ver cómo un recurso tan importante para nuestra ciudad, que atrae a muchos turistas y debería ser un referente, está en estas condiciones.

Las termas no solamente son un atractivo turístico, sino también un espacio de bienestar para todos los ciudadanos, y su deterioro afecta tanto a visitantes como a los propios vecinos de Ourense.

Las personas que se encarguen de la gestión de este recurso deberían tomar medidas urgentes. Es necesario invertir en su mantenimiento, en la recuperación de A Chavasqueira y en garantizar que todas las termas estén disponibles y en buenas condiciones para el público, ya que son un tesoro para la ciudad. Este recurso natural genera bienestar en quienes lo disfrutan. Lois Conde Doval. Ourense.