Utraderecha. Si no existiera, habría que inventarla, habida cuenta de cómo algunos se sirven de ella para justificarlo todo, incluidos sus propios errores. En la dana de Valencia hay cuatro verdades impepinables: es verdad que durante décadas se permitió construir en los cauces y esta especulación urbanística agrava las consecuencias en caso de riadas e inundaciones; es verdad que las lluvias torrenciales de la semana pasada sobrepasaron todos los límites y que el cambio climático aumenta el riesgo de fenómenos meteorológicos extremos; es verdad que el Gobierno autonómico de Carlos Mazón minimizó la alerta de Aemet y tras la catástrofe no proporcionó la ayuda necesaria, incluso rechazó ofrecimientos; y es verdad que el Gobierno de Pedro Sánchez dejó abandonados a víctimas y damnificados de la riada durante tres días, sin ordenar un despliegue masivo del ejército en la zona ni declarar el estado de emergencia. Sin embargo, pese a tanta certidumbre, parece que gran parte de la culpa la tendrían los discursos negacionistas y bulos de extrema derecha que se difunden en redes sociales.
Déjenme decirles una cosa: en la era de la IA generativa es más fácil que nunca no ser engañados por las fake news. Antes uno podía leer una noticia o ver una imagen en Instagram, Facebook o Twitter y concederle cierta verosimilitud, incluso creérselas; ahora ya no. Desde que la inteligencia artificial permite crear fotos y vídeos indistinguibles de la realidad, solo hay una forma de estar bien informados: una fuente fiable. O mejor, varias. Dicho de otro modo: si me llega un mensaje, post, reel... enviado (o reenviado) por no se sabe quién, en el que se ve un cerdo volando, me río y no le doy la más mínima credibilidad. Pero si la misma imagen la difunden Televisión Española, La Voz de Galicia o cualquier otro medio de comunicación con cientos de periodistas detrás, pensaré que hay algo que sostiene esa noticia, que tiene una explicación y no están intentado engañarme.
Los bulos también explicarían, a decir de algunos, la arrolladora victoria de Trump. Más de 71 millones de estadounidenses han sido embaucados y no tienen criterio alguno. Apoyar que vengan inmigrantes con contrato de trabajo, que Europa invierta más en su propia defensa, o que tu presidente anteponga tu país (y su gente) a todo lo demás es de ultras. Fascismo puro.