El presidente Rueda quiere que en 2025 Galicia tenga una Sociedad de Recursos de Galicia, de capital público, que venderá electricidad barata a sectores estratégicos y a los municipios donde se instalen los proyectos de energía, renovable. Y quiere descarbonizar la energía. Sin embargo el problema de Galicia no es de energía pues, desde hace más de un siglo, la está generando para sus propias necesidades y las del resto de España y del extranjero. En los últimos tiempos los fondos Next Generation han atraído a empresas de todo el mundo para reabrir antiguas minas, fabricar hidrógeno verde, instalar molinos eólicos, y la última moda: las centrales de bombeo, (una cadena de embalses paralela a la red heredada de Franco). Tengo la duda de si en los nuevos embalses se autorizará la Ribeira Sacra bis. Sobre lo de descarbonizar Galicia, el carbono es, por su abundancia el cuarto elemento químico más abundante de la Tierra, el Sistema Solar y el Universo. Su origen es inorgánico sin nada que ver con la vida. Por eso, descarbonizar Galicia es fácil. El 99,999 por ciento del anhídrido carbónico existente en el Universo es de origen inorgánico. Y en la Tierra el CO2 de la atmósfera, de origen abiogénico y alcanza los 400 ppm (partes por millón). Del metano podemos decir lo mismo: gas de origen inorgánico en el Universo y con un contenido traza en la atmósfera terrestre. Vemos que de los dos deseos de Rueda, la energía barata, renovable y limpia está conseguida desde hace más de un siglo, gracias a Franco y la descarbonización, ni siquiera es necesaria pues en su mayor parte el carbono no es de origen orgánico. Y la cubierta vegetal fija gran parte de estos gases.
Solo queda decidir que empresas y que habitantes de Galicia deben recibir el premio de la energía barata. Lógicamente todos los empadronados en Galicia, y no solo algunas parroquias. Y como los molinos y embalses no deberían interferir con la vida de los humanos se debería eliminar el exceso de ellos que ahora existe.