Subir al autobús, misión imposible
Todos los años ocurre lo mismo. Al comienzo del curso escolar, la capacidad de los buses urbanos de A Coruña se vuelve insuficiente. No importa la línea que se elija, todas van hasta los topes en una franja horaria que va desde las 7.30 a 9 de la mañana. Vamos literalmente como ganado. Con mucha frecuencia queda gente en la parada porque ya no pueden subir más, y en algunas líneas hay que esperar 20 minutos por el siguiente. Todo esto tiene como consecuencia que los trabajadores lleguen tarde a sus puestos, los estudiantes a colegios o institutos...
Todos protestamos, pero muy pocos ponen una reclamación. Quienes lo hacen reciben una contestación muy amable del Concello, pero a efectos prácticos todo sigue igual. Es preciso que aumenten el número o la frecuencia de los buses. Tenemos derecho a un servicio de transporte digno y que cumpla con su función. Ana M. E. A Coruña.
Aceptación social del machismo
Ayer estaba de camino a mi trabajo y un hombre comenzó a chillarme y a hablar sobre mi ropa. Después de contestarle, me quedé pensando en que esta experiencia le será familiar a muchas mujeres. Y que ese hombre, que podía ser mi padre, parecía alguien normal, seguramente tenga familia, hijas incluso. Y nadie de sus conocidos se lo imaginaría haciendo eso. Siempre que salen noticias como el caso Pelicot hay todo tipo de perfiles, pero siempre es gente «normal», nunca resulta quien te esperas. Porque, además, muchos hombres aceptan totalmente estas conductas y no hacen nada por acabar con ellas. Nadie en la calle hizo nada, nunca nadie hace nada. Mar Fernández Lerma. Ourense.