«Lejos o cerca de Venezuela, si callamos, olvidamos»

OPINIÓN

RONALD PENA R | EFE

17 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Gracias por escribir sobre Venezuela

El 1 de septiembre llegué a Galicia y desde la semana pasada he tenido el placer de sentarme en un café y disfrutar del periódico impreso. Una satisfacción que en mi país ya no existe. Me sorprendió ver que en La Voz de Galicia se hablara tanto de nuestra situación. Temas relacionados con Venezuela ocupan desde la primera plana a las secciones de Internacional u Opinión, con artículos sobre la Navidad adelantada o el titulado «El destierro de la democracia». Quiero agradecerles por darnos voz a miles de kilómetros, por mantener al tanto de lo que sucede a la comunidad venezolana de migrantes en esta región y hacer lo que mis colegas periodistas en Venezuela no pueden.

Recuerdo la última vez que alguien de mi localidad hizo una parodia sobre Maduro: terminó en un tribunal militar y su caso acabó en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Lejos o cerca de nuestra tierra, si callamos, olvidamos, y olvidar es normalizar una situación que atenta totalmente contra nuestra integridad como seres humanos. Gracias. Dibiana Torres. A Coruña.

Vuelta al cole: ruina

Es obligatorio escolarizar a nuestros hijos hasta los 16 años, sea en escuela pública, concertada o privada, pero el gasto que supone esa obligatoriedad nadie lo asume, excepto los padres; con el vergonzoso hecho de no poder reciclar libros de texto de años anteriores cuando al colegio se le ha ocurrido cambiar de idioma o de editorial, o esta última ha variado el orden de los ejercicios en algunos temas, o dos páginas de un libro, lo ha publicado con licencia y contenido digital, o simplemente ha hecho un cambio de portada. Por no hablar del material escolar que se necesita para todo el curso.

¿Cuándo va a parar esto? ¿Cuándo vamos a poder tener un septiembre desahogado? Lo lógico sería pensar que si algo es obligatorio por ley, se nos deben proporcionar los medios para ejecutarlo. Sin embargo, año tras año, quejas y esfuerzo económico de padres y justificaciones de la Administración. T. L. A Coruña.

El dueño de Cuba

Siempre he creído que en el barrio de Los Castros había dos hombres elegantes: uno mi padre, que ya jubilado salía a correr a las 7 de la mañana, se duchaba, se ponía su traje, su sombrero y salía a cuidar las calles. Cuando decidió marcharse, en agosto del 2020, pensé en otro hombre que le sucedería: más joven, atractivo, siempre elegante y con una sonrisa, con su perra Cuba sentados en el bar Begoña. Este hombre también decidió irse esta semana, por sorpresa, deja una silla vacía y muchos vacíos. Nos deja su saber estar, su educación, su amabilidad con todo el barrio y alguna conversación en la que descubrí a un hombre tolerante, bueno, con una sonrisa limpia y con ganas de vivir. Nena González. A Coruña.