Navas, Morata, Rodri y la otra España

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

Carmen Jaspersen | REUTERS

14 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Decíamos ayer que es el tiempo de Nico y Lamine. Dos imberbes que nos tienen locos porque han traído un cargamento de alegría, buen rollo y sueños cumplidos a un país que lo necesitaba más que nunca. Las aves más exóticas de esta selva del fútbol ya han pasado a la historia. No es solo que estén asombrando a Europa. La historia de Yamal ha dado literalmente la vuelta al mundo. Uno de esos cuentos de Cenicienta que la humanidad codicia. Ese torneo impecable. Ese último cara a cara con Mbappé. Ese gol que jamás olvidaremos, cuando más falta hacía, cuando soplaba el nordés galo. Y luego… Tres, cero, cuatro. Esa reivindicación de barriada obrera. Rocafonda, Mataró. Esa mueca dedicada a Abascal y a su pandilla de alvises, que consideran que los barrios pobres como el de Lamine son «estercoleros multiculturales». Canta Estopa desde Cornellá: «Lamine, Yamal, cada día yo te quiero más…».

Quedan pocas horas para saber si la carroza de estos dos críos se convierte o no en calabaza. Pero como decíamos el otro día, ellos ya han ganado. Y con ellos los abuelos. Rodri, cuyo éxito debería ser una cura de humildad para los dos grandes santones del fútbol español, más habilidosos mercadeando con estrellas fugaces foráneas. Cuando los otros 21 corren, Rodri pone a correr sus neuronas. O Morata, currante aunque falte el gol. Se le ve resignado porque pocas cosas duelen más que no ser profeta en tu tierra. En esta Eurocopa se ha abierto en canal. Ha hablado sin tapujos sobre salud mental, sobre el estercolero moral que muchas veces es el fútbol. Y con él Jesús Navas. Pionero en traer al debate del fútbol el espinoso asunto de los padeceres de la psique. Un cerebro de cristal en el que tanta inteligencia a veces duele. Si la Madrastra de Inglaterra no se sale con la suya, será el único español de la historia con un mundial y tres Eurocopas. 

Son todos para comérselos, no me digan.