El capitán laborista

Yashmina Shawki
YASHMINA SHAWKI CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

CHRIS J. RATCLIFFE / POOL | EFE

08 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

No ha habido grandes sorpresas, si acaso el volumen de la derrota. Todas las encuestas daban por sentado que el partido conservador británico perdería el Gobierno al que se han aferrado pese a la montaña rusa política de los últimos catorce años. Desde el órdago de David Cameron con el referendo sobre el brexit, pasando por la parca Theresa May, el histriónico Boris Johnson, y su comportamiento más que cuestionable durante la pandemia, la breve Liz Truss hasta Rishi Sunak, el partido Tory ha ido dando bandazos, sacudido tanto por las circunstancias como por su voluntad de aferrarse al poder. Detrás de esta derrota se encuentran la larga crisis del NHS —el servicio nacional de salud—, la recesión económica de la que apenas comienza a remontar este año con un 0,6 % de crecimiento en el primer semestre, la inflación que el año pasado superó el 7 %, el desempleo de más del 4 %, el rechazo a la inmigración ilegal y el desencanto con la clase política.

El sistema de distribución de escaños ha supuesto que con el 34 % de los votos, el partido laborista, liderado por Keir Starmer, haya obtenido el 63 % de los escaños, es decir, 412 asientos —200 más de lo que tenía— en un Parlamento de 650, por el contrario, el partido conservador con el 24 % de los votos solo ha logrado el 19 % de los escaños, es decir, 174 asientos. El partido conservador ha caído en un 20 %, lo que le ha supuesto una pérdida de 251 asientos. Por su parte, el partido que ha subido exponencialmente más ha sido el Liberal Democrático, el cual con el 12 % de los votos ha alcanzado 71 escaños. Exultante, Nigel Farge, cuyo partido de extrema derecha UK Reform ha conseguido entrar en el Parlamento con cuatro escaños tras haberlo intentado en 8 procesos electorales.

El traspaso de poder se produjo de manera rápida y eficaz en el 10 de Downing Street. Por delante, queda la ardua tarea de cumplir con los compromisos electorales alcanzados y el Gobierno, tal y como dijo Starmer, «especialmente para aquellos que no lo votaron». Un nuevo capitán al mando de un barco escorado en el proceloso mar de la realidad.