Irán contra Israel: nueva escalada
OPINIÓN
Desde hace años Israel agrede militarmente a distintos intereses iraníes, sobre todo en Siria y en el Líbano, bajo la lógica de la prevención y, también, en parte, ante ciertas agresiones de Hezbolá. Los países occidentales aceptan tales acciones, a veces con una lógica belicista sorprendente. Ante el poderío israelí, el país persa solo respondió hasta el momento, de manera indirecta, por medio de las milicias que patrocina (como la citada Hezbolá o los hutíes del Yemen). Sin embargo, el ataque de Israel el pasado 1 de abril contra el consulado iraní en Damasco parece que fue la gota que colmó el vaso de la contención persa.
Y de esta forma, Irán ha realizado este sábado un amplio ataque aéreo desde su territorio con un triple objetivo: mostrar al mundo su respuesta ante la agresión a su consulado, probar la verdadera capacidad defensiva del sistema israelí contra misiles «Cúpula de Hierro» y verificar el apoyo de los aliados del Estado judío ante un ataque de envergadura. Al margen de ello, el ataque ha sido posible porque Irán es ya una potencia en drones y misiles. También tienen un amplio conocimiento estratégico para realizarlo, lo que explica la fórmula combinada con drones y misiles. El aprendizaje de lo que sucede en Ucrania y en el Yemen ha sido útil. De igual modo, los iraníes están igualmente presionados por la opinión pública chií para que actúen contra los intereses judíos.
Por los datos que tenemos en este momento, la eficacia de los sistemas defensivos israelíes ante este ataque ha sido muy elevada al destruirse casi la totalidad de los artilugios lanzados. En tal eficacia también ha colaborado la aviación estadounidense y británica, que cuentan en la zona con una presencia significativa (en Irak, Chipre y en el mar). También ayudó en menor medida la defensa aérea jordana y libanesa. O sea, que Irán ha visto la fiabilidad de los sistemas de Israel y, también, la rápida respuesta internacional de sus aliados. Conclusiones relevantes para el futuro inmediato.
Hay una cosa positiva de esta acción, aunque no lo parezca: Irán ha afirmado oficialmente que con este ataque considera compensada la agresión a su consulado. O sea, que no apuesta por seguir los ataques y la escalada. Los occidentales también abogan de forma nítida por la contención e, incluso, advierten a Netanyahu que no lo apoyarán en una hipotética represalia. Esperemos que esta vez la diplomacia sí sea capaz de imponer el descenso de la tensión. Tenemos dudas.
En todo caso, lo que sí está claro es lo negativo que resultan este tipo de acciones para la estabilidad socioeconómica y financiera mundial. Parece que en los últimos años el destino es aciago para la paz y la tranquilidad de nuestras sociedades, sumidas en una permanente tensión e incerteza, con unos gobernantes incapaces de solucionar los retos y amenazas dada su falta de formación e, incluso, su falta de voluntad para apostar por una geopolítica de la distensión, la diplomacia y los derechos humanos. Gran parte de la culpa la tenemos todos nosotros, que nos dejamos manipular y aceptamos la narrativa del conflicto inevitable.