
¿Cuándo podré retomar las relaciones sexuales tras el cáncer? ¿Va a cambiar algo en mi vida sexual? ¿Seguiré teniendo deseo sexual después del tratamiento? ¿Mi pareja seguirá sintiendo deseo? ¿Mi cuerpo reaccionará igual? Estos son algunos interrogantes que se hacen las personas que padecen cáncer. Ante un diagnóstico de este tipo y generalmente en los primeros momentos hasta obtener más información, al paciente le invade una sensación de miedo a lo desconocido, incertidumbre ante el pronóstico y temor por su vida.
Una vez tratado y superado, según tipo de cáncer, estadio de la enfermedad y tratamiento recibido, el enfermo experimentará cambios físicos y psicológicos que pueden afectar a su vida sexual. Hoy en día existen tratamientos efectivos para paliarlos.
En un primer momento, lo importante y fundamental es luchar por sobrevivir y hacerlo de la mejor forma posible. Pasado este período, poco a poco la persona va recobrando la motivación por otros aspectos de su vida, entre ellos la sexualidad.
Físicamente es posible que su cuerpo no responda como habitualmente lo hacía y pueden aparecer algunas dificultades como problemas de erección en el hombre tras cirugía prostática o sequedad vaginal en la mujer por tratamientos que provocan la caída de estrógenos…
Psicológicamente el deseo sexual puede disminuir, también la autoestima se resiente, los pacientes expresan inseguridad en su cuerpo (autoimagen) y pueden sentirse menos deseados, les invade el miedo, preocupación, a veces ansiedad e incluso depresión, emociones que todas ellas disminuyen la libido porque el foco de atención está en otras prioridades. Además con mucha frecuencia a lo largo del tratamiento del cáncer se han precisado antidepresivos como apoyo y estos fármacos contribuyen a la disminución del deseo sexual.
Para superar estas barreras, es importante en todo momento una comunicación clara y fluida con la pareja y con los médicos. Es importante preguntar a los profesionales responsables del tratamiento oncológico todas las dudas acerca de la repercusión en la sexualidad de los distintos tratamientos para poder elegir el más apropiado. En algunos casos cuando el paciente expresa a su oncólogo que para él o ella la sexualidad es importante, se encuentran alternativas terapéuticas con resultados similares en cuanto a supervivencia y más conservadoras, pero esto siempre bajo criterio médico.
Con la pareja se necesita hablar, compartir sensaciones, emociones, inseguridades y darse tiempo para que vaya surgiendo el deseo e ir retomando las relaciones sexuales, tranquilas, sin prisa, al ritmo que la persona necesite. Incluir en los encuentros sexuales altas dosis de ternura y sensualidad que es la mejor forma de recuperar la seguridad perdida.
Las caricias, la ternura , sentirse querido y deseado, es el mejor elixir para recuperar el deseo y la seguridad tras una experiencia vital tan intensa.